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José Martínez García, carpintero en Villafranca del Campo e hijo, nieto y bisnieto de carpinteros: José Martínez García, carpintero en Villafranca del Campo e hijo, nieto y bisnieto de carpinteros:
José Martínez se ha construido el cuadro de su bicicleta en madera. Ya de niño se fabricaba sus propios juguetes

José Martínez García, carpintero en Villafranca del Campo e hijo, nieto y bisnieto de carpinteros: "La carpintería requiere capacidad de adaptación a los nuevos tiempos y sus técnicas"

"La madera es una materia viva a la que hay que buscarle sus propiedades y trasfondo para trabajarla"
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Juanjo Francisco

Cuando uno elige una profesión que ha desempeñado ya en un mismo lugar su bisabuelo, su abuelo y su padre, afronta un reto arriesgado. La amenaza de las comparaciones pende sobre las manos y la capacidad profesional de José Martínez, de 34 años, carpintero de Villafranca del Campo, su pueblo natal y de sus ancestros y donde tiene el taller en el que trabaja, todavía acompañado de su padre, para clientes locales, de la provincia y de fuera de ella. Por la repercusión que está teniendo su quehacer, José Martínez salva con nota el listón que le pusieron los tres carpinteros que le antecedieron en la familia.

-En unos tiempos en los que la mayoría de la gente de su edad elige profesiones que poco tienen que ver con las manos y mucho con las nuevas tecnologías y sus derivadas, ¿cree que la manera de ganarse la vida está minusvalorada?
-Sí que es verdad que esta profesión es muy antigua, como la Humanidad, pero requiere ciertos conocimientos especiales. Desde que tomas en las manos un tablón hasta que tienes la pieza terminada hay mucha tarea por hacer. Hay que tener en cuenta que la madera es una materia viva a la que hay que buscarle sus propiedades, su trasfondo, para poder trabajarla según tus propios intereses y objetivos. Me gusta sentir la sensación que obtengo una vez que termino. La satisfacción es importante. En este sentido, la profesión es muy gratificante, no es como otros oficios en los que creo que no se alcanza ese nivel de recompensa anímica, por llamarlo de alguna manera.

- En la carpintería, como en casi todas las facetas de la vida, también estarán presentes las nuevas tecnologías, supongo. ¿Cómo ha sido el proceso de adaptación a esa combinación de trabajo manual y con máquinas?
- No queda más remedio que adaptarse a los tiempos y no puedes estancarte en determinados métodos de producción. Sí que es cierto que están saliendo muchas máquinas que funcionan según programas informáticos, de control numérico, de dibujo, pero también hay que seguir haciendo las cosas a la usanza tradicional porque hay determinadas faenas que solo pueden llevarse a cabo de la manera tradicional.

-¿Cuándo tuvo claro que quería ser carpintero y seguir así la estela de su padre, de su abuelo y de su bisabuelo?
-Desde siempre. Crecí entre maderas porque ya estaban en casa de mi abuelo y desde bien pequeño empecé a hacer mis pinitos fabricándome mis propios juguetes. Siempre me gustó la carpintería.

-¿Su profesión está sujeta a algún tipo de condicionante por llevarse a cabo en un pueblo?, ¿sería más fácil o no desempeñarla desde una ciudad?
-Desde el punto de vista de la captación de clientes tal vez fuese mejor desempeñarla en la ciudad, pero ya no hay diferencia en otras facetas porque la disponibilidad de materiales ya no es una desventaja, los proveedores te traen a la puerta todo lo que necesitas. No veo concidionantes negativos en trabajar desde aquí, más allá de que a la madera me gusta verla en el almacén y para eso tengo que desplazarme, ya que  no es como el aglomerado, que es igual en todas partes.

Fundamentos del buen carpintero

-¿Qué fundamentos profesionales tiene que tener un buen carpintero?
- Paciencia y capacidad de observación para poder conocer bien los tipos de madera, que tiene propiedades diversas

  -¿Cómo lleva el hecho de que algunos de sus clientes hayan comparado su trabajo con el de su padre y abuelo?
-No me condiciona mucho, la verdad. Hay alguno que sí me ha recordado el trabajo de mi padre e incluso de mi abuelo, pero no hago mucho caso.

-Un joven como usted que quisiera dedicarse al oficio y tuviera que empezar desde cero, ¿qué inversión y qué retos debería afrontar?
-Creo que lo tendría muy difícil. Hace falta mucha inversión para trabajar la madera maciza, el aglomerado es otra cosa porque los materiales son más asequibles y la maquinaria más barata.

- ¿Qué les diría a los que vienen por detrás y sopesan la posibilidad de vivir en un pueblo?
-Te tiene que gustar la vida en el pueblo, porque se puede hacer de todo, pero si no lo tienes claro es difícil, se pueden echar de menos cosas. Para mí, el pueblo no tiene nada que envidiar a la ciudad. Aquí tienes más libertad para vivir, para aparcar, para disfrutar de la bicicleta y los fines de semana siempre hay gente para quedar...

 -¿Qué consejos recibe de su padre y de su abuelo?
- Me dicen que hay que ser perfeccionista al límite. Aunque el trabajo sea más prolongado, que el producto tenga mayor durabilidad y eso condicione nuevos encargos, hay que buscar la calidad máxima.

- ¿Qué tarea profesional requiere mayor complejidad técnica?
-Las escaleras llevan mucho trabajo. En el taller puedes hacer el planteamiento, pero luego hay que ajustarlas al lugar. Luego, las  barandillas, pero ya no son tan complejas como antes.

 

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