Síguenos
Rubén H. Bermúdez, autor de la obra ‘¿Y tú, por qué eres negro?’ y ponente en el Flai de Albarracín: “Me gusta pensar que leer el libro hace bien a la gente, que es como si nos diéramos un abrazo” Rubén H. Bermúdez, autor de la obra ‘¿Y tú, por qué eres negro?’ y ponente en el Flai de Albarracín: “Me gusta pensar que leer el libro hace bien a la gente, que es como si nos diéramos un abrazo”
Rubén H. Bermúdez, en Albarracín. Rubén Vicente-FSMA

Rubén H. Bermúdez, autor de la obra ‘¿Y tú, por qué eres negro?’ y ponente en el Flai de Albarracín: “Me gusta pensar que leer el libro hace bien a la gente, que es como si nos diéramos un abrazo”

“Es un poco lío, mirar al interior siempre es un abismo. Intenté no molestar a nadie, no nombrar a nadie”
banner click 236 banner 236
Cruz Aguilar

Rubén H. Bermúdez participó como ponente en la edición VI del Flai, el Festival de Literatura, Arte e Infancia que tuvo lugar hace unos días en Albarracín. Allí habló de su libro, ¿Y tú, por qué eres negro? y animó a los asistentes a realizar sus propias creaciones a partir de las preguntas que les han acompañado en sus vidas.

-¿Cómo nació la idea de ¿Y tú por qué eres negro?

-Empecé el proyecto porque me apunté a un curso de fotolibros, me enseñaron uno, ‘The Dissappeared’ de Verónica Fieiras, y empecé a fantasear con hacer el mío. El libro de Verónica es un fotolibro hecho con imágenes de archivo, muy simple y con mucha potencia política. Al verlo pensé “me gustaría hacer algo así”. Ese mismo fin de semana, otra persona negra me saludó por la calle y me preguntó: “¿De dónde eres? ¿Y tus padres?, entonces, y tú, ¿por qué eres negro?”. Había oído muchas veces esas preguntas pero esa noche decidí abrir un blog para hacer un fotolibro que respondera a esa pregunta.

-El libro combina fotografía, texto, archivos personales y documentos institucionales. ¿Cómo fue el proceso de decidir qué materiales incluir y cómo ensamblarlos?

-Después de años de acumular material visual me encerré en una casa durante unos días para escribir. Primero escribí unas cuarenta páginas de documento que logré reducir a ocho. Desde ahí me fuei muy fácil acompañarlo de imágenes.

-El título es directo y provocador. ¿Recuerda el momento en que le hicieron por primera vez esa pregunta? ¿Qué significa para usted hoy?

-En Flai me hicieron la misma pregunta. No hay un momento exacto de esa pregunta constante. Mi recuerdo es una sensación de extrañeza y de falta de permanencia. El texto del libro abre así: “La primera vez que alguien me llamó negro estaba en un mercado con mi abuela. Fue otro niño pequeño. Utilizó la palabra negrito. Nadie dijo nada; yo tampoco”. Si me hacen la pregunta hoy me da mucha pereza. Suelo esquivar la pregunta o les pregunto que por qué me lo preguntan.

-A través del libro cuestiona la representación de personas negras en la historia reciente de España. ¿Cómo ha influido su trabajo en el debate sobre identidad y raza en el contexto español?

-El libro es un relato en primera persona y puede ser interpretado de muchas formas. En el Flai les decía que intenté no juzgar a nadie y una participante me interpeló preguntándome que por qué no. Fue interesante, me dejó pensando, es una buena pregunta. Cuando estaba haciendo el libro no sabía qué estaba haciendo pero intentaba investigar sobre raza, identidad y la representación visual de las personas negras en España. Luego intenté escapar de ese marco del racismo.

-Entiendo que el libro es también una forma de responderse a sí mismo. ¿Qué respuestas encontró en el proceso y qué preguntas nuevas surgieron?

-Después de su publicación han venido un montón de cosas buenas. Hacerlo fue algo que me hizo bien y que, de alguna manera, me ha dejado en paz conmigo mismo.

-En el libro se entrecruzan historias familiares con hechos históricos y momentos mediáticos. ¿Cómo fue investigar tu propia genealogía desde una perspectiva crítica?

-Es un poco lío, mirar al interior siempre es un abismo. Intenté no molestar a nadie, no nombrar e hice lo que pude. La decisión fue que la investigación no prestara demasiada atención a algunas cosas y sí a otras. Necesitaba algo donde sentirme cómodo para poder trabajar.

-¿Ha percibido diferencias en la recepción del libro entre distintos públicos, entre lectores racializados y blancos?

-Me escribe mucha gente afro, de todas partes del mundo, a decirme que muchas gracias, que han descubierto el libro y que les gusta mucho, que cuento su vida. Cosas así. Es una cosa muy bonita. Luego hay otros públicos que también llegan al libro y les gusta, les hace sentir, lo estudian, les emociona y muchas cosas. Estoy muy contento, la verdad.

-¿Considera que su libro era una obra necesaria en España?

-No, no creo eso.

-¿Su objetivo es que cambie algo en el discurso público sobre raza y racismo?

-No. Es difícil pensar para qué hace uno las cosas. Me gusta pensar en la idea de una persona que lee el libro y le hace sentir bien, como si nos diéramos un abrazo. Si hay una intención es algo así. Contar, abrazar.

-Para quienes aún no han leído el libro, ¿qué espera que se lleven consigo al terminarlo?

-En el Flai tenía un taller sobre creatividad y les decía que a mi me gusta dejar a quién lea el libro que pueda relacionarse con él desde lo que sea y lo que tenga. Me gustan las cosas abiertas. Creo que mi libro es algo hermoso y que, por 10 euros, merece que te lo lleves a casa o se lo regales a alguien. Y si lo buscas por internet seguro que lo encuentras pirata.

-¿Qué está creando ahora?

-Llevo un tiempo diciendo que quiero hacer un videojuego. Después de hacer el libro (Y tú, ¿por qué eres negro?), una película (A todos nos gusta el plátano), ahora estoy fantaseando con esto de hacer un juego sobre no hacer nada. No tengo nada claro, estoy trabajando sobre las ideas del derecho a la pereza, las siestas negras y los juegos relajantes.

El redactor recomienda