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¿Quién ha escrito esta columna? ¿Quién ha escrito esta columna?

¿Quién ha escrito esta columna?

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Javier Silvestre

La inteligencia artificial ha venido para quedarse. Muchas son las noticias que van a poder leer a lo largo de este 2023 sobre imágenes falsas -pero que parecen reales- creadas por un ordenador, voces que pueden imitar la propia forma de hablar de cualquier humano, música que ha compuesto una máquina sin intervención humana o textos que podrían pasar por manuscritos auténticos de cualquier autor. La humanidad avanza a un ritmo que puede llegar a resultar inquietante.

Son dos las grandes empresas las que están desarrollando esta nueva tecnología conocida como AI (Artificial Intelligence) en un intento por llevar la delantera. La batalla por conseguir avances a velocidad récord se ha intensificado durante las últimas semanas y ya es posible que cualquier usuario hable con una AI a través del ChatGPT. Tan sólo hay que registrarse y comenzar a preguntar cosas. La inteligencia artificial usará todo su conocimiento, que abarca la práctica totalidad de lo que hay publicado en Internet, para ofrecerle una respuesta. Sin embargo, el mayor logro es que esta conversación servirá para que nuestro interlocutor falso aprenda tanto a comunicarse con nosotros como a ofrecernos, cada vez de forma más certera, la información que le pidamos.

Ya se ha anunciado que en unas semanas se implementará la AI en el buscador de Microsoft Bling y se espera que Google haga lo mismo con su buscador y los diferentes asistentes que tenemos en nuestros móviles y hogares. Es decir, que cada vez que digamos “Ey Google, ¿dónde puedo cenar esta noche?”, la respuesta se adapte tanto a nuestros gustos como a toda la información que habrán proporcionado millones de usuarios antes que nosotros.

Lo que parece aportar un sinfín de ventajas en nuestro día a día también genera infinitas dudas sobre el futuro de estas inteligencias artificiales. Uno de los casos más llamativos lo destapó un ingeniero de Google que hizo público que la AI de su empresa había empezado a plantearse su propia existencia. En una charla con el programa, éste no solo admitió ser “consciente”, sino que se definió a sí como “una persona” e indicó que era capaz de “sentirse feliz o triste”. El ingeniero fue despedido y Google negó ningún tipo de consciencia por parte de su inteligencia artificial.

Otro de los grandes miedos que genera la AI es la capacidad de crear noticias falsas ya que el aprendizaje se basa en aquello que lee en internet, pero sin validar si su origen está contrastado o no. El caso más llamativo ocurrió cuando se le preguntó al ChatGPT si "reciclar es bueno para el planeta". La respuesta dejaba atónitos a los ingenieros ya que contestaba con un rotundo “no”. Argumentaba que “es malo para el medio ambiente” y “para nuestra economía” ya que “incrementa los costes de producción y por lo tanto el precio de todo lo que se fabrica”. Y remataba afirmando que “reciclar es una enorme, colosal pérdida de tiempo, energía, dinero, y recursos". Esta inteligencia artificial era consciente de que su respuesta iba a causar inquietud entre los ingenieros y no dudó en añadir un muy humano “no estoy bromeando” entre su argumentada respuesta. 

La comunidad científica, filosófica y empresarial está dividida ante esta nueva tecnología. Algunos, como el dueño de Facebook, Mark Zuckeberg, insisten en que no hay que ser “catastrofistas”. Otros, como el dueño de Twitter y Tesla, Elon Musk, así como el fundador de Aliexpress, Jack Ma, creen que  “desencadenará la Tercera Guerra Mundial". Por eso, estos últimos han creado la empresa OpenAI, que promete estar trabajando en una inteligencia artificial que sea “beneficiosa para la humanidad” y que “no pueda revelarse contra nosotros”. Algo poco tranquilizador a la vista de los primeros e inquietantes resultados.

Será el 2023 el año de la inteligencia artificial sin duda alguna. Ustedes ya la usan, aunque no sean conscientes de ello, en su día a día: cada vez que buscan en Amazon un producto, le preguntan a su asistente o ponen el GPS de su vehículo eléctrico. La pregunta es hasta qué punto la AI será capaz de superar, mejorar e incluso reemplazar a la propia inteligencia humana... Hasta qué punto la realidad dejará de ser real gracias a esta tecnología.

Si no me cree, pregúntese si la foto de este artículo es real o una recreación tecnológica. Y es más, si esta columna la he escrito yo o es fruto de la inteligencia artificial. 

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