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Gusto y soledad Gusto y soledad

Gusto y soledad

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Víctor Guiu

En soledad. Solos. Todos vivimos en una sociedad cambiante donde nada a nuestro alrededor cambia salvo cuando ya es demasiado tarde. O para que todo siga siendo igual pero con otro papel celofán. Envoltura o relleno. Mucho pan y poco de untar. Todos solos. En soledad. Como una estrella que no ha brillado lo suficiente.

Siempre hay gente que nos masacra, en esas interminables payasadas buenistas en las que algunas redes se han convertido, con el ultramoderno café con sonrisa. Lo de los hipsters de hace unos años se nos ha ido de las manos. Por lo menos antes los reconocías y te ibas corriendo por no aguantar su neoliberal existencia de pringaus desclasados. Reflexionen. Reconozcan esa fuente de eterna insatisfacción. Disfraz barato de los chinos es nuestra vida, llámenlo disfrute, placer eyaculatorio, subidón o compañía inexacta.

Es tu hora de la verdad. Solos. Eso sí. No lo olvides. Te acompaño. Lo que necesites. Algunos más. Para lo que quieras. ¿Qué? ¿Alguien ha dicho algo? Sí, yo. ¿Dónde? ¿Cuándo?

Mañana. No. Mañana no. Mañana mal. Si eso otro día. Cuando gustes.

Quizás sea la sociedad la que se encuentre sola. Sobre gustos hay mucho escrito. Demasiado. Yo mismo estoy ahora dándoos aquí el tostón. El tostonazo. Aunque la realidad es que lo que sucede es que nos escriben los gustos y no nos enteramos. Dios me libre. Pero compra esto, eso sí. Compra lo que nos digan.

Me gustaría tanto saber si hoy mi escrito influye en alguien que no atiendo a muchas razones externas, me centro en mí mismo, no hay nadie detrás. Ni bueno ni malo. Solo regular.

Abres la puerta y hay espacio y aire. Un vacío que no lo es tanto. Llamas al portal de enfrente y no recuerdas que ya nadie vive allí. Pido algo y no recuerdo que más triste es pedir pero es peor robar nuestros sueños de lo que un día quisimos aparentar. A veces, la sorpresa, nos delata. Ese gusto por algo que no podemos nombrar pues no hay nadie que nos escuche. Ese gusto que tiende al infinito como una escuela donde nadie va a aprender más que lo que le dicte la sentencia amarga del servilismo.