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La siesta La siesta
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Víctor Guiu

Una vez intenté escribir un libro sobre la siesta. Lo iba a titular Apología de la siesta o algo parecido. Ahora que tan de moda están los ensayos sobre temas anodinos. Ahora que desconocemos el pasado porque lo inventamos a golpe de artículo breve, carne de red, versículos a los pies del señor que ordena nuestros algoritmos.

Los primeros días estaba ilusionado. Me gustaba mucho contar historias a la gente cercana, pero enseguida me entraba la más entrañable pereza. De joven anduve siglos enteros haciendo cosas para alargar el tiempo, pues me dijeron que cuantas más cosas hacías más tiempo tenías. Ahora casi todo he olvidado. Tras deambular por un pequeño mundo, tan grande que cabía en un depósito de mi coche, dejaba siempre la tarea para una semana, un mes, un año que creía que llegaría pronto, con tiempo suficiente envuelto en papel de aluminio.

Y los tiempos llegaron, y con ellos seguí rindiendo mi tributo a la siesta, a la pereza. Aunque la gente venía y me decía: ¿no sé cómo tienes tiempo para hacer todo esto o aquello?

No sé, me contestaba yo mismo. Si en el fondo lo que quiero es escribir algo para lo que tengo demasiado tiempo.

Cuando me senté escribí un capítulo demencial, estoico, como un poema pretérito que iba a llegar más lejos que una tarde de agonía tras las fiestas del pueblo. Entonces me decía que para qué. Y lanzaba las proclamas a ningún mensajero. Dormía demasiado para estar lo suficientemente vivo. Encontré dos frases hechas que creo que me podrían servir para un roto y un descosido. La que mejor funcionó siempre es la de las presentaciones de libros y reuniones, que aquí no oso ni mencionar. Decía algo de estar y no estar. Aún creo reírme cuando todavía no me reía de mí mismo.

Tarde o temprano me despertaré de este momento que me conduce a Nada. Y allí descansaré mis tres cifras como culo de mal asiento. Junto a mi casa me construí una biblioteca para guardarme de algo.

Todavía busco el momento para despedirme, un día, si puedo, de los años que siguen pasando como si todo fuera eterno.