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Su final Su final
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Víctor Guiu

“De su final

escribió

más allá,

además

de sus torpezas.”

E.J.

 

En los últimos años de su vida lloraba cuando veía algo tierno por la tele: una película, incluso una canción que evocara cualquier cosa, cualquier argumento de que vivió repasando una y otra vez lo que pudo hacer y no hizo.

Entre tanto, sus hijos daban sus propios pasos, ajenos como estaban a todo lo que a él, por dentro, le sucedía.

Las nieblas del triunfo que nunca llegó se disfrazaban de frío, aunque la apuesta por el recuerdo siempre iba de manga corta. Tan acompañado como solo, deseó instalarse en su cariño.

Todo lo que se hace por los demás es una ofrenda por nosotros mismos, un cúmulo de frases dispersas que construyen un relato falso; lo que de verdad nunca fue.

Escribir cien veces la misma frase no le hizo aprenderla de memoria. Siempre acabó por repasarla una y otra vez, como si solamente les pasase a ellos pensando en el nosotros.

El increíble amanecer del mañana, como el de hoy, tiene un mismo remite al que no enviar sus postales.

Así, aquí, ahora. Cómo convertir su vida en un lamento irregular fue la versión más extendida de su crudeza, de la sinrazón del juego mismo en el recodo del camino.

Su final, escrito en esperanto para que nadie lo entendiese, pasará a la historia de Nada, aquel lugar donde pretendió quedarse del todo.

Se encarceló en su lamentródromo. En el último momento, con la vista puesta en el cielo, el resplandor de esa vida de serie B desfiló por el pasillo trasero de su casa, sin más pena que gloria, sin más interés que el que un día, lejano, sonriese.