Síguenos
La cerveza es cosa de bárbaros La cerveza es cosa de bárbaros

La cerveza es cosa de bárbaros

Javier Sanz

¿Qué fue primero la gallina o el huevo? ¿Qué fue primero el vino o la cerveza? Restos o muestras arqueológicas con evidencias de vino y cerveza aparecieron en el llamado Creciente Fértil, la franja costera mediterránea que va de la cuenca del río Nilo a la del Tígris y del Eúfrates, de Egipto a Mesopotamia, en la época de las civilizaciones de Sumeria y Egipto. Parece que es algo más vieja la cerveza que el vino, pero los podemos tratar como contemporáneos. Tanto en Sumeria como en Egipto, el vino tenía un papel secundario, quedando para ciertos rituales o ceremonias y para el consumo de los más pudientes. Aquí lo popular era beber cerveza, pero una cerveza un tanto particular, porque además de ser más turbia que la que conocemos hoy en día era mucho más espesa y con tropezones. De hecho, se podía filtrar y beberse o tomarse con una pajita, pero también se comía, como el que se engulle un gazpacho o un salmorejo.

El vino se extendió por Anatolia (parte asiática de la actual Turquía) para llegar hasta Europa, concretamente a las polis griegas de la Antigua Grecia, y dejando a un lado la mitología griega, que atribuye la creación del vino al dios Dionisio, el Baco romano, podemos situar en la isla Creta la puerta de entrada del vino a la cultura helenística. A diferencia de lo que ocurría en Mesopotamia o Egipto, donde el vino era un artículo de lujo, en la antigua Grecia, dadas las condiciones climatológicas y del suelo, el vino se convirtió en un producto asequible que todas las clases sociales pudieron permitirse. Las palabras de Tucídides, historiador griego del siglo V a.C., son reveladoras de la importancia que adquirió el vino:

Los pueblos del Mediterráneo empezaron a emerger de la barbarie cuando aprendieron a cultivar el olivo y la vid.

Rendimientos

Además de mejorar las técnicas vitivinícolas y los procesos de elaboración del vino que aumentaban el rendimiento de las vides, los griegos fueron los primeros en producirlo a escala comercial, convirtiéndose en uno de los principales productos de exportación. Llevaron la cultura del vino a todas sus colonias del Mediterráneo e incluso entre las propias polis griegas el cultivo de los cereales se fue sustituyendo por el de la vid, hasta el punto de que muchas ciudades-estado tuvieron que importar el grano, otrora excedente. Tal llegó a ser la importancia del vino para Grecia, que llegó incluso a determinar las alianzas en la Guerra del Peloponeso.

La Guerra del Peloponeso (V a.C.) fue un conflicto militar que enfrentó a una asociación de varias ciudades-estado encabezada por Atenas contra la alianza de las encabezadas por Esparta. Una de las ciudades que formaba parte de la Liga de Atenas desde su fundación era Acanto. El general Brásidas asumió el mando del ejército de Esparta y, tras encadenar algunas victorias, se plantó ante las puertas de Acanto justo antes de la vendimia. Temiendo por sus uvas, ya que era lógico pensar que si los espartanos tomaban la ciudad no respetarían sus cultivos, como buenos griegos votaron qué hacer. Y el resultado fue que cambiaron su “histórica” alianza y se asociaron con Esparta. De esa forma, pudieron vendimiar sin problemas y elaborar su vino.

Los griegos llegaron a asociar beber vino con la cultura civilizada, distinguiéndose de los bárbaros que bebían cerveza o, peor aún, vino sin diluir. Porque los griegos no tomaban el vino puro, añadían agua al vino -nunca al revés- y siempre en una proporción superior de agua que de vino (una mezcla a partes iguales se consideraba vino fuerte).