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¿Por qué Jesucristo y Espartaco fueron crucificados y no murieron en la arena? ¿Por qué Jesucristo y Espartaco fueron crucificados y no murieron en la arena?

¿Por qué Jesucristo y Espartaco fueron crucificados y no murieron en la arena?

Javier Sanz

De no haber muerto crucificado, hoy el símbolo de la cristiandad, en lugar de una cruz, podría ser, por ejemplo, una soga con el nudo del ahorcado o una túnica rasgada. ¿Y por qué fue crucificado? Pues porque los romanos eran muy cuadriculados y tenían todo perfectamente regulado. Dependiendo del delito y de tu condición, se te aplicaba un castigo u otro, y por eso el Jesucristo histórico fue crucificado.

Roma, a pesar del expansionismo imperial y de las múltiples campañas de dominación y conquista emprendidas por sus ejércitos, se caracterizó por la tolerancia religiosa. De hecho, la tolerancia religiosa es más significativa en los sistemas politeístas, dispuestos a admitir la diversidad, que en el monoteísmo, que no admite ninguna presencia extraña. En Roma, siempre que se respetara el orden y la paz, se pagaran los correspondientes impuestos y se aceptara la supremacía política del emperador, podías venerar o rendir culto al Monstruo del Espagueti Volador (Pastafarismo), a Maradona (Iglesia Madarionana), a la saga de Star Wars (Jediísmo) o a los ovnis (Movimiento Raeliano).

Entonces, ¿por qué hubo persecuciones contra los cristianos? Al principio, los romanos no les prestaron mucha atención a los cristianos, porque lo veían como una secta dentro del judaísmo. Sin embargo, con el paso del tiempo se fue fortaleciendo y la actitud de los romanos cambió, hasta el punto de llegar a perseguirlos (puntualmente). Y lo hicieron porque rompieron las reglas establecidas: no aceptaban al resto de dioses, solo al suyo; no reconocían la autoridad imperial y su fanatismo los convirtió en un problema de orden público, comenzando a percibirse como una amenaza para la unidad del Imperio. Así que, se puede concluir que más que una cuestión religiosa fue una cuestión política. De hecho, y volviendo al tema del artículo, Jesucristo fue acusado del delito de secesión.

Inicialmente, Jesús el Nazareno fue juzgado por el Sanedrín por un delito religioso (blasfemia), que acarreaba la muerte por lapidación según la ley hebrea. Recordemos que estamos en la provincia de Judea sometida al imperio romano, lo que implica que la autoridad competente para dictar una condena a muerte corresponde al gobernador romano, en este caso Poncio Pilato. Así que, ante la imposibilidad de ejecutar sentencias a muerte, los dirigentes judíos lo llevaron ante Poncio Pilato.

Delito religioso


Sabedores de que por el delito religioso le habría caído el equivalente romano a 10 Padrenuestros y 3 Avemarías, cambiaron el delito por el de sedición (lo acusaron de sublevar al pueblo y pretender usurpar el poder político haciéndose llamar rey). Como el gobernador sabía que todo era un plan orquestado por el Sanedrín para eliminarlo por «el bien de la comunidad» -las palabras del sumo sacerdote Caifás son reveladoras: conviene que uno muera por el pueblo y no que perezca la nación entera-, intentó librarlo, pero no hubo forma. Así que, lo condenó por el delito de sedición castigado con la muerte según la Lex Julia lesae maiestatis (traición, sedición, promover rebeliones, asesinato de magistrados…).

El Derecho romano contemplaba varias formas de ejecución, dependiendo del delito y de la condición del criminal. Así que, dada la gravedad del delito y la condición del Nazareno de extranjero, la ejecución quedaba reducida a la categoría de summa supplicia: la crucifixión, la hoguera (crematio) o la exposición a las fieras en el circo (damnatio ad bestias). ¿Y por qué se eligió la crucifixión? Pues porque era la más indigna, una forma de escarmiento publicitario contra agitadores y rebeldes.

Como sociedad clasista y jerarquizada, el estatus también se tenía en cuenta a la hora de las ejecuciones, y la crucifixión era una práctica prohibida para los ciudadanos romanos, quedando reservada para esclavos y extranjeros.  Otro ejemplo lo tenemos en la más famosa rebelión de esclavos, cuando los 6.000 hombres que Craso capturó, incluido Espartaco, fueron crucificados en la Vía Apia desde Capua a Roma como macabra advertencia a todo esclavo que pensase que podía volver a desafiar el poder de la República. Con la crucifixión, además de la humillación de ser expuesto a la intemperie y a la vista del público, había que añadir que era una muerte lenta y dolorosa que se podía prolongar durante varios días. La ejecución del condenado a morir en cruz se hacía fuera de la ciudad en un lugar de acceso público. Normalmente, el madero vertical se encontraba ya fijo en el sitio previsto para las crucifixiones, y el condenado tenía que llevar a hombros el madero transversal.