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Test de embarazo de la antigüedad con la tecnología de hoy en día Test de embarazo de la antigüedad con la tecnología de hoy en día

Test de embarazo de la antigüedad con la tecnología de hoy en día

Javier Sanz

En la antigua Grecia, Hipócrates, el padre de la medicina, explicaba que para saber si una mujer estaba embarazada había que introducir una cebolla en la vagina de la mujer a lo largo de una noche, y si por la mañana la cebolla seguía sabiendo a cebolla había que felicitar a la señora.  El papiro egipcio de Lahun, de hace unos 3.800 años, se describe un método para saber si la mujer estaba embarazada, e incluso servía para conocer el sexo del feto. Los galenos egipcios pedían a la mujer que orinase sobre dos recipientes, uno que contenía semillas de cebada y otras de trigo: si al cabo de unos días no había germinado ninguna semilla, la mujer no estaba embarazada; si había germinado la cebada, la mujer estaba embarazada y era un niño y, por último, si había germinado el trigo indicaba que el bebé sería una niña. Pues ni uno ni otro, el método al que yo me refiero es a un test de embarazo exactamente con la misma tecnología que los de hoy en día, basados en la nanotecnología… pero en el siglo IV.

Como soy un profano en la materia, vamos a ver qué es la nanotecnología:

Comprende el estudio y manipulación de la materia a nivel de átomos y moléculas (por eso lo de nano), aplicable a ciencias como la Física, Química, Informática, Medicina o Biología.

Así que, hablar del estudio y manipulación de átomos y moléculas en el siglo IV parece una osadía o una locura. Pero la copa de Licurgo me va a sacar de este lío. Según la mitología griega, el rey de Tracia, Licurgo, debió tener algún problemilla con el dios del vino Dionisio -puede que fuese porque le gustase la cerveza-, y ya se sabe que quien se mete con los dioses acaba mal. Pues bien, esta copa de cristal datada en el siglo IV se llama de Licurgo porque en ella aparece tallada la imagen del rey atrapado por las ramas de una vid. Está fabricada con un vidrio, hoy llamado dicroico, que tienen la particularidad de adquirir un color verde jade cuando se ilumina desde delante y cambiar al rojo sangre cuando se ilumina por detrás.

Misterio

Para explicar este misterio tenemos que descubrirnos ante los artistas/científicos del siglo IV porque utilizaron la nanotecnología, sin saber lo que era, para conseguir ese efecto. Analizada su composición al microscopio se encontró sosa, cal y sílice -lo normal-, pero también nanopartículas de plata y de oro de unos 50 namómetros -un nanómetro equivale a una mil millonésima parte de un metro-. La interacción con la luz produce diferentes colores dependiendo de la composición, tamaño y forma de las nanopartículas: el color verde se debe a las de plata y el rojo a las de oro. Entonces, ¿cambiaría también el color dependiendo del líquido que se echase en su interior? Como el Museo Británico, custodio del Grial nanotecnológico, no permite experimentar con líquidos dentro de la copa, los investigadores crearon una pequeña copa con la composición exacta de la original y el resultado fue que, como ellos pensaban, también cambiaba la tonalidad de los colores dependiendo del líquido usado: verde claro para el agua y rojo para el aceite.

A poco que se hubiesen interesado habrían inventado el primer test de embarazo con la misma tecnología que los de hoy en día, porque estos test están basados en nanopartículas de oro y lo que buscan es detectar la presencia de la hormona HcG en la orina (los embarazos producen un exceso de esta hormona). Si estás embarazada, las nanopartículas de oro detectan la hormona HcG y la línea indicadora del test aparecerá de color rojo, como en la copa de Licurgo, si no aparece la línea roja, no lo estás.