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Elena Gómez

“La inclusión de las personas con discapacidad es un hecho. Prácticamente todo es accesible. Los niños con dificultades tienen muchas facilidades en los colegios. Los incentivos a la contratación han resuelto vuestros problemas. Con las ayudas a la dependencia se cubren vuestras necesidades…”

De vez en cuando, me encuentro con afirmaciones como esta, provenientes de quienes se quedan en la superficie de una realidad que tiene múltiples ramificaciones y una extrema profundidad. Durante mucho tiempo, luché por nuestros derechos y tuve la sensación de que estábamos avanzando a pasos de gigante. Llegué a creer que pronto seríamos ciudadanos con las mismas oportunidades que los demás, pero estaba muy equivocada. La vorágine en la que se ha convertido la sociedad del siglo XXI nos ha alejado mucho de aquella idea y, de un tiempo a esta parte, parece que, incluso, tengamos que pedir perdón por existir.

Ayer, la mamá de un niño con AME, igual que yo, nos contaba que su hijo de 6 años, que necesita una silla de ruedas para desplazarse, ha sido suspendido en educación física porque “cuando se le pide que corra, lo hace con su silla y no con su cuerpo”. Evidentemente, en este caso existe una mala interpretación de las normas educativas actuales. Pero yo me pregunto si son necesarias, cuando el sentido común sería suficiente.

Más o menos al mismo tiempo, recibí una noticia que terminó de hundirme en la miseria. La ex-paralímpica canadiense Christine Gauthier solicitó un elevador de sillas de ruedas para maniobrar en su domicilio con mayor facilidad y la Administración le ofreció, por escrito, la oportunidad de una muerte con asistencia médica. Siempre he defendido la opción de una muerte digna, pero es muy necesario que también se proporcione una vida digna a aquellos que, a pesar de sus dificultades, quieren seguir en este mundo.

Está claro que no todo está dicho, que queda mucho camino por recorrer y que no debemos dar nada por sentado. Está claro que, en cuanto nos descuidamos, la sociedad sigue arremetiendo contra el que es diferente.

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