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Elena Gómez

Hace unos días he sido sometida a una pequeña intervención quirúrgica con anestesia local y eso me ha llevado a experimentar todo el proceso de forma consciente dentro del quirófano. Fue un trance doloroso y desagradable, aunque necesario para mi salud y lo doy por bueno, por lo que durante esas horas intenté estar entretenida con lo que ocurría alrededor para no centrarme en el estrés que estaba sufriendo.

Lo más notable que puedo destacar de este momento es que todo el personal sanitario que me atendió era femenino. El equipo al completo, desde las celadoras hasta la cirujana, eran mujeres. En esa situación tan incómoda para mí, me sentí orgullosa por los logros obtenidos ya que no hace tanto esto era impensable. Así que sí, la lucha feminista sirve de algo.

Siempre me ha molestado que el área de los cuidados personales esté destinada casi en exclusiva a las mujeres, sin embargo esto que presencié es algo muy diferente. Tradicionalmente, los puestos más bajos eran ocupados por hombres porque era necesaria cierta fuerza física. En el otro extremo, los médicos y cirujanos ostentaban mayor capacidad intelectual. De este modo, los puestos intermedios, dedicados al cuidado físico del enfermo y a la limpieza, eran realizados en su mayoría por nosotras.

Hemos demostrado de sobras que somos capaces de desempeñar cualquier tipo de trabajo u ocupación y nos hemos ganado el respeto por ello. Pero como ese camino no es fácil, el feminismo tiene todavía muchas aristas que limar en las diferentes sociedades y estamentos. Por eso, estas pequeñas anécdotas nos dan impulso para seguir trabajando por una sociedad más igualitaria y así conseguir acabar con la violencia, la brecha salarial, los prejuicios y la falta de libertad sexual, entre otros.

Mientras tanto, me encanta ver que la Administración Pública española dé oportunidad a los empleados según su capacidad y no su sexo. Y lanzo un enorme aplauso a los servicios sanitarios que se están ocupando de mejorar mi salud, porque es un verdadero placer ver que da igual quién empuña el bisturí o la esponja. Lo importante es que, y esto es algo que se dice muy poco, contamos con muy buenos profesionales que velan por nosotros. Gracias.

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