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Javier Lizaga

Lo único innegociable era que la boda no podía ser en mayo. Nunca hago planes para finales de mayo. Ni me apunto a nada un martes o un miércoles, depende, claro, de la rotación de partidos. Solo he entrado una vez en quirófano, por suerte, pude hacer el postoperatorio a tiempo de ver el partido de champions del Madrid de esa noche. El sábado ganamos, aunque ya lo sabía. Un compañero de trabajo ya me advirtió de que, al primer obstáculo, “al Madrid, le van a meter 7”. El sábado otro anti confesó que se iría al monte por no verlo. El odio tiene el efecto de un paquete de Ducados. Con el tiempo, dejas el puto tabaco, aunque me suena a infancia feliz eso de “el Barsa tiene dos copas de Europa, la primera y la última”, que instauró Sacchi en el recreo.

“Hija, ya hemos ganao la copa de Europa”, pronunció mi colega, con la sacralidad de quien ha callado el final de su peli de culto. La cosa más importante, de las menos importantes, como definió Valdano, enseña que lo importante, igual no es tanto, y que hay que centrarse en disfrutar, hasta el 93 mínimo. No hay guionista capaz de plantear que un grupo, al que su propia afición da por acabado, va a derrotar a tres equipos superiores en dineros, altura y guapura.  –“¿Cómo van?”, recuerda mi mujer que me preguntó el día del City. “Perdemos de dos, faltan 6 minutos”. – “Así que habéis perdido, ¿no?” Asegura que le miré mal y dije, “Somos el Madrid”. Tenía menos fe que Santo Tomás, pero uno siempre espera el milagro. Siempre hay, como el caldo en la nevera, de la mami de Rigoberta.

Cada uno ve lo que quiere: esfuerzo, balones de oro, fe o potra. Esos últimos siguen sin entender porque Shirley McLaine deja a su jefe, mejor porte y cartera, y se va a buscar al torpe Baxter, Jack Lemmon, a su “apartamento”. Hay quienes usan la victoria para tener razón. Nada más miserable. La victoria es fugaz como la vida, y a la vez maravillosa. Mucho mejor que tener razón, es ganar y que te importe un bledo quien la tenga. –Estoy locamente enamorado de usted, dice Baxter. – No diga más y juegue, responde ella.