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La columna de la columna La columna de la columna

La columna de la columna

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Javier Lizaga

En la uni decían que noticia es cuando un hombre muerde a un perro, no al revés. Habría que reescribirlo: toda noticia potente debe parecer un meme. Es decir, una broma perpetrada por el más cabrón de la cuadrilla. Lo primero que se leyó en los wasaps este domingo fue “¡HOSTIA! Pero, ¿es verdad?, ¿han tirado el Torico?”. Volvía a suceder. Igual que no fue un meteorito ni alien, sino un murcielagucho quien puso en jaque al mundo. Ahora no era una hecatombe, ni un terremoto lo que había tirado por tierra la cima para todo turolense.

No quiero pensar la alcaldesa. A mí no me daba  para seguirlo todo. En un wasap proponían ya colocar un dinosaurio arriba, en otro hipotetizaban sobre el vandalismo juvenil. Quiero reconocer que cuando inauguraron el Congreso de Toro de Cuerda, y prometieron repercusión, no supe valorarlo. Lo mismo les pasó a los que colocaron semejante cincho de sirgas, a los responsables de Patrimonio, de Infraestructuras, Fiestas… y, sobre todo, a los técnicos que no han supervisado las diferentes fases de este cisco. Sean hipotecas o toricos, siempre es igual, nunca se sabe quien permitió montar el pifostio.

Otro punto álgido fue la foto del Torico, con las patas melladas y los cuernos tan afeitados que parecía listo para la feria taurina de Teruel. Un shock, porque aceptábamos que tenía “algún desperfecto”. Pensamos que menos mal, que la putada es si hubieran sido médicos. Entonces los mesiánicos ya avanzaban en los wasaps que había intervención divina y se había evitado una catástrofe el día del Pañuelico. Ni Julio Salinas pasó tan rápido de joder al personal a salvar a la humanidad, o viceversa. Aunque si el torico estaba que se caía, pasamos del despropósito al desdén, elijan ustedes.

Asumido el berrinche, con la extrañeza de pasar al lado de una columna vacía, uno se da cuenta de que el Torico está, en las conversaciones, en las preocupaciones, y por eso es un símbolo, de verdad. Cuando salía de currar pedía que solo me llamaran si se caía el torico o el viaducto. Ahora lo cruzo con respeto.