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Trenes de domingo Trenes de domingo

Trenes de domingo

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Javier Lizaga

Las tardes de domingo eran un agujero en el calendario. Un bolsillo roto. La vida se pierde en trayectos de ascensor, viajes en coche y tardes de tren. Salvo que salgan mal, son un derroche, un baile más a las cuatro de la mañana. Recuerdo, eso si bien, cómo empezaban. Siempre con prisas. Afinaba mi capacidad de hacer maletas (todavía puedo hacer una en 5 minutos sin dejarme nada). Si no llegabas a las 15.15 nadie te aseguraba que fueras sentado. Los festivos había que reservar billete. Empezabas sentado sobre tu maleta en un pasillo. No había prisa ya, porque quedaban tres horas y media para llegar al Cabanyal. No era la posguerra, sino los 90. Los trenes siempre arrancan lentos como las lágrimas de despedida. 

Me pregunto ¿quién nos ha engañao? Tres décadas completas. En la última de 2008 a 2018, se invirtieron 31.414 millones en el AVE y 6.388 en las líneas convencionales. Cinco veces más. Claro que las líneas convencionales tienen 13.000 kilómetros y sólo 3.000 el AVE. Los periódicos regionales son una amalgama de despropósitos. Una vía en Burgos que no se usa “casualmente” en diez años, estaciones que se cierran, 7.000 kilómetros de vías oficialmente ya en desuso y la sospecha de que la pandemia sirvió de excusa para cancelar servicios que no se han retomado. Un buen resumen es la pérdida de 17 millones de usuarios en 2019. El tren por resumirlo en una imagen se aleja de los pueblos y encima con los vagones vacíos. 

Nada más democrático que el chocolate del loro. Recuerden a esos presidentes de comunidades ufanos y alcaldes hinchados porque habían conseguido que su José Luis o Mariano o Aznar de turno pasara por allí el Ave. Nada une más que el abandono. Como el relato lo escriben los vencedores, nadie apuntó que invertir en AVE suponía joder al otro cuarto y mitad de paisanos. El otro día tenía que viajar a Zaragoza, 30 años después ni siquiera contemplé hacerlo en tren: escasos y malos horarios, caro y moderadamente lento. Estaría bien que en otros campos como las renovables se tomara nota de que antes de ir, es mejor saber a dónde. Sobre el tren, que nadie nos explique lo necesario que es a quienes lo usábamos cada semana. Los esfuerzos eran dejar atrás familia y amigos, invertir en el tren es simplemente una necesidad, ser coherentes si creemos en la gente.