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Toni Fernández

Ya huele a Navidad, tenemos las luces encendidas y los árboles con sus adornos,  parecía que por fin este año iba a ser tranquila en cuanto al tema Covid pero no, sigue dándonos guerra, subiendo contagios, y afectando de lleno en cuanto al deporte se refiere. Sin ir más lejos el partido que el CV Teruel debía disputar se tuvo que aplazar por un positivo, así que sí, sigue condicionando de una manera significativa nuestra vida deportiva.

La lotería de Navidad la tenemos relativamente cercana, aunque ya hubo un ganador al que le tocó el premio gordo hace días, no fue otro que el Utrillas y todo su pueblo. Un premio gordo que disfrutaron en un día memorable, histórico para el fútbol provincial, y en el que además futbolísticamente hablando el equipo dio la cara contra todo un Valencia, el público pasó mucho frío, pero disfrutó como nunca y fue un gran premio para todos.

Los más pequeños y el deporte base hará un parón en sus competiciones, con sus típicos torneos de Navidad, que cambian un poco el rumbo a lo que vienen siendo las competiciones ligueras, ya que muchas veces al ser competiciones con eliminatorias directas dan una emoción que una temporada regular no tiene, y aunque no suele ser lo más importante, esa pizquita de rivalidad es bienvenida.

Toca preparar las cartas a los Reyes Magos y los deseos para el 2022. Seguro que muchos coincidimos en que el principal regalo sería volver a lo que ya nos parece tan lejano, poder competir y entrenar normalmente, sin mascarillas, entrando en vestuarios todos juntos, sin temor, llenando estadios y pabellones sin tener que mostrar nuestro teléfono móvil con un certificado, y sobre todo poder disfrutar del deporte al 100%, sea cual sea nuestro sitio. Pero todo eso aún parece que va a tardar en irse, quizás no volvamos a ver la “antigua normalidad” y todo este lío de certificados, códigos QR, y restricciones sea algo que ha venido para quedarse para siempre. A todo nos acostumbraremos, pero como dice el dicho, que felices éramos y seguramente no lo sabíamos (o por lo menos no lo disfrutábamos).

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