Síguenos
Como te veo me ví, como me ves te verás Como te veo me ví, como me ves te verás

Como te veo me ví, como me ves te verás

banner click 236 banner 236
Isabel Marco

Llega un momento en el que a la gente no le gusta cumplir años y es que no es fácil hacerse mayor en un mundo en el que el edadismo se impone. Quienes sufren esta situación tienen el riesgo de padecer problemas de salud y aislamiento social lo que conduce a muertes tempranas.

Naciones Unidas ya ha declarado que esto resulta un problema mundial, pues la mitad de la población tiene este tipo de actitudes. Lo que me resulta más llamativo de todo esto, es que parece que se mueven para solucionar esta situación porque cada año cuesta millones a la sociedad; no por la salud y el bienestar de los mayores, si no por el dinero que está costando.

Hubo un tiempo en el que se valoraba más a los mayores, se interpretaba que la experiencia era un grado y los ancianos ocupaban un lugar central en la familia y la sociedad, pero hemos cambiado mucho. Con el avance de las tecnologías la soledad de los mayores se ha vuelto más evidente; las redes sociales, la comunicación on-line, son muchas las que no están familiarizadas con estos nuevos sistemas de comunicación y que pueden encontrarse y sentirse aisladas e incluso excluidas porque la conexión personal y real se ve desplazada por estas relaciones virtuales.

Actualmente se valora mucho que las personas mayores puedan ser independientes, pero esto lleva consigo un cambio en la estructura de las familias. Eso de que los abuelos vivan con los hijos ya no se lleva tanto, pero el ritmo de vida actual hace que muchas familias no puedan acogerlos en su casa porque necesitan atención y cuidados y acaban empleándose otras vías para poder gestionar esta situación y conciliar la vida familiar, personal y laboral. Otro aspecto importante es cómo la sociedad está perpetuando estereotipos negativos sobre la vejez que llevan a menospreciar y discriminar lo relacionado con esta etapa de la vida de la que no podemos escapar. Esto puede afectar a la autoestima de las personas mayores.

Es cierto que actualmente se puede vivir esta etapa de una manera positiva viendo la jubilación como una oportunidad, nuevas posibilidades para poder dedicar el tiempo a las pasiones que no se han podido desarrollar en la etapa laboral de la vida. Las personas mayores cada vez acceden a esta etapa con un mejor estado de salud gracias a los avances en medicina, lo que a su vez permite que sean independientes durante más tiempo. Puede que a muchas personas mayores no les guste eso de tener que irse a vivir con sus hijos y perder su autonomía e independencia y actualmente se valora el hecho de que puedan participar activamente en la sociedad y se crean intervenciones para las personas mayores encaminadas a la atención integral en las que la persona mayor es el centro.

Sin embargo, es cierto que los aspectos negativos parece que se imponen en las situaciones en las que se unen varios factores que resultan discriminatorios en la sociedad actual. Si muchas personas mayores se sienten desplazadas por el simple hecho de ser mayores, esto aumenta cuando la soledad es una realidad y más entre colectivos más discriminados como puede ser el colectivo LGTBIQ+. Todos los problemas de discriminación que sufre este colectivo se multiplican por el miedo que supone el hecho de acabar siendo una persona dependiente que tiene que pasar sus días en una residencia o en un hospital y depender de una persona homófoba. Si muchas veces asusta cómo se maltrata a los mayores, pensemos por un momento cómo se agrava si además la persona que debe cuidarte te odia por tu condición. Muchas personas vuelven a esconderse y su lucha se complica entre la soledad y el rechazo intergeneracional.

La sociedad se centra en odiar y rechazar, con lo placentero y sencillo que es valorar y amar.