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El viaje El viaje
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Fabiola Hernández

Con solo unos días de diferencia, cinco personas desaparecen en el Atlántico y unas 500 en el Mediterráneo. Las primeras viajan en un sumergible de fibra de titanio sin ninguna homologación, fabricado, eso sí, con la ayuda de Boeing y la Nasa. Las segundas, abarrotan un viejo pesquero que no soportaría ni una inspección ocular del técnico menos exigente.

Las cinco personas del Titan, que así se llama el submarino turístico que lleva millonarios a ver los restos del Titanic, descienden voluntariamente a casi 4.000 metros de profundidad, mientras que los restos de las 500 del Mediterráneo se hunden en la Fosa Calipso, la mayor depresión del Mediterráneo, (qué casualidad) con más de 4.000 metros también.

Es la única coincidencia, creo que no hay ninguna otra. Desde luego no la hay en el esfuerzo que hacemos para buscarlos. Barcos, aviones y robots submarinos con la última tecnología coordinados por Estados Unidos y Canadá rastrean miles de kilómetros cuadrados del Atlántico mientras el resto del mundo conocemos a tiempo real las horas de oxígeno que quedan en el batiscafo gracias a la televisión y los medios digitales. En el Mediterráneo, la guardia costera griega asegura que no puede intervenir porque los migrantes rechazan la ayuda. Ante la dimensión de la tragedia, nueve barcos y un helicóptero acaban rastreando la zona para constatar que no hay posibilidades de encontrar supervivientes. Está claro que en este mundo no hay sitio para todos (en nuestro mundo, digo) Los ricos pagan cantidades desorbitantes porque los lleven al espacio o los trasladen a las profundidades marinas y así poder acumular experiencias que no estén al alcance de cualquiera. Los migrantes se conformarían con poder vivir esas que ellos rechazan. Esta vez, todos acaban en fosas marinas de las que nunca ha salido nadie. A principios del siglo XXI, la muerte sigue igualándonos a todos, probablemente deje de hacerlo a medio plazo. Mientras tanto, es el viaje hasta ese inevitable destino el que nos diferencia cada vez más.