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Nuestros amigos Nuestros amigos

Nuestros amigos

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Fabiola Hernández

¿Recuerdan a aquellos niños con los que jugaban a las canicas en el colegio, a las adolescentes que las acompañaban a comprar clandestinamente los primeros pintalabios? Bonita foto, pero no siempre valorada en su justa medida.

Dicen que los amigos de toda la vida son como los jarrones chinos, a pesar de su enorme valor, uno nunca sabe dónde colocarlos. Quizás la dificultad esté en encontrar un hueco para “de toda la vida”. Eliminada esa coletilla, que arrastramos sin cuestionarla, haga que le demos menos valor a lo que no la lleva. Decidida a quitarla, me aparecen sin parar amplios, luminosos y acogedores rincones donde colocar mis tesoros para que todo lo mundo los vea. Ninguno chino. Yo los encontré en Huesca, Zaragoza, Madrid, León o Teruel y no son los de toda la vida, aunque reconozco que en mis años, empiezan a caber ya un par de vidas.

Deténganse unos minutos que vamos a componer una foto en la que aparezcan, no los jarrones, sino las personas con las se escaparían a Cádiz, por poner un ejemplo, con quienes compartirían una velada de esas en las que te duele la mandíbula de tanto reírte, o pasarían las horas revisado videos con los que todos se emocionen y nadie bostece.

Aparentemente es tan fácil escribir sobre la amistad, que ha pasado años nutriendo miles de esas frases edulcoradas que convierten en diabetes todo lo que tocan. Ahora por fin los estudios serios de Psicología confirman lo que todos sabíamos: una vez cubiertas las necesidades básicas, nuestra felicidad no depende del dinero ni del éxito profesional, si no de la calidad de nuestras relaciones personales, es decir, en gran medida de nuestros amigos: esas personas que aguantan nuestras lágrimas y comparten nuestra euforia. Resulta que aparecen siempre en nuestra foto porque reducen nuestro cortisol, aumentan nuestra autoestima e incluso refuerzan nuestro sistema inmunitario.

Imaginen, además, que en la imagen que están componiendo ven también a la familia que el destino les adjudicó. Entonces, verdaderamente están de suerte.