

En 2008 un joven médico que cursaba tercer año de residencia en Psiquiatría en Pamplona, asesinó a una joven enfermera de 20 años que trabajaba en el mismo hospital que él. ¿Se acuerdan? Han pasado 17 años desde ese día y creo que por el camino no hemos aprendido nada como sociedad. A mi parecer cada vez hay más jóvenes potencialmente capaces de comportarse como este señor, si es que se le puede llamar así.
Ambos se vieron en la noche pamplonica y decidieron ir a casa de él a terminar la noche. Una pareja de jóvenes mayores de 18, hasta aquí todo bien. Una vez en casa de él, este intentó agredirla sexualmente, ella se resistió y él le rompió la ropa, ella le dijo que se quería ir, se resistió, incluso llegó a llamar a emergencias; pero él, ante su negativa, la golpeó y la estranguló. Le llegó a dar hasta 36 golpes en la cabeza y el cuerpo antes de matarla. Y me voy a detener aquí un momento para que analicemos el nivel de rabia de este tipo, un joven de 27 años. Entonces, ¿qué puede llegar a hacer un joven de los que ahora se llaman célibes involuntarios que van proclamando el odio a las mujeres? ¿Qué harán cuando una mujer que ellos se creen con el derecho de poseer les lleve la contraria? Cada vez hay más predicadores de cómo tiene que ser la mujer, de cómo tiene que comportarse de manera sumisa ante el macho alfa, de cómo los hombres tienen derecho a mantener sexo cuando les apetezca y llenan de estas ideas a los jóvenes y no tan jóvenes usuarios de las redes sociales.
Nagore hizo lo que tenía que hacer, se negó, dijo que no, intentó marcharse, llamó a emergencias, pero no pudo salvar su vida. En el juicio se le juzgó a ella también, aún muerta, se le juzgó porque en la noche de San Fermín consumió alcohol; claro, cuando te vas de fiesta con amigas y amigos en San Fermín no bebes, tomas poleo menta (nótese el sarcasmo).
Ella flirteó con él sin apenas conocerlo; ella sí tenía datos de él como para pensar que era un buen ligue: médico del mismo hospital donde ella trabajaba, alguien en quien ya se había fijado, bien parecido y arreglado... pero no sabía que era un lobo con piel de cordero. Un lobo con atenuantes.
En el juicio, el hecho de que Nagore llevara tres prendas de la ropa rotas, algunas por varios sitios no se interpreta como una agresión, si no como un estilo de relación apasionada y en realidad fue ella la que confundió las intenciones de él. Claro, cómo no es ella la confundida. Pues perdónenme señores, pero que nos rompan la ropa no es signo de apasionamiento, hay que hacer mucha fuerza para romper el tirante de un sujetador, una trabilla de un pantalón y un tanga, puede parecer excitantemente erótico, pero en la realidad es doloroso. Él alegó en su defensa que Nagore le amenazó con destruir su carrera y eso fue lo que le llevó a asesinarla a golpes y estrangulamiento, ella sólo pudo hacerle unos arañazos.
Muchas mujeres han estado en situaciones muy parecidas a las de Nagore, a muchas se las ha juzgado después de ser agredidas, violadas e incluso asesinadas poniendo en el punto de mira su manera de vestir de ser o de actuar, como si eso justificase algo. Ellos intentan quedar como víctimas, víctimas de malas mujeres que les amenazan, que les engañan y les hacen creer cosas que luego no suceden, básicamente el sexo.
A día de hoy él solo tiene que ir a prisión para dormir y trabaja como médico durante el día. Ella está muerta.
En verano hay muchas fiestas, las personas tratamos de pasarlo bien, las personas que aprendimos bien, las que nos educaron en el respeto hacia los demás sabemos cómo divertirnos; si no sabes respetar, tu sitio no es la calle.
Ambos se vieron en la noche pamplonica y decidieron ir a casa de él a terminar la noche. Una pareja de jóvenes mayores de 18, hasta aquí todo bien. Una vez en casa de él, este intentó agredirla sexualmente, ella se resistió y él le rompió la ropa, ella le dijo que se quería ir, se resistió, incluso llegó a llamar a emergencias; pero él, ante su negativa, la golpeó y la estranguló. Le llegó a dar hasta 36 golpes en la cabeza y el cuerpo antes de matarla. Y me voy a detener aquí un momento para que analicemos el nivel de rabia de este tipo, un joven de 27 años. Entonces, ¿qué puede llegar a hacer un joven de los que ahora se llaman célibes involuntarios que van proclamando el odio a las mujeres? ¿Qué harán cuando una mujer que ellos se creen con el derecho de poseer les lleve la contraria? Cada vez hay más predicadores de cómo tiene que ser la mujer, de cómo tiene que comportarse de manera sumisa ante el macho alfa, de cómo los hombres tienen derecho a mantener sexo cuando les apetezca y llenan de estas ideas a los jóvenes y no tan jóvenes usuarios de las redes sociales.
Nagore hizo lo que tenía que hacer, se negó, dijo que no, intentó marcharse, llamó a emergencias, pero no pudo salvar su vida. En el juicio se le juzgó a ella también, aún muerta, se le juzgó porque en la noche de San Fermín consumió alcohol; claro, cuando te vas de fiesta con amigas y amigos en San Fermín no bebes, tomas poleo menta (nótese el sarcasmo).
Ella flirteó con él sin apenas conocerlo; ella sí tenía datos de él como para pensar que era un buen ligue: médico del mismo hospital donde ella trabajaba, alguien en quien ya se había fijado, bien parecido y arreglado... pero no sabía que era un lobo con piel de cordero. Un lobo con atenuantes.
En el juicio, el hecho de que Nagore llevara tres prendas de la ropa rotas, algunas por varios sitios no se interpreta como una agresión, si no como un estilo de relación apasionada y en realidad fue ella la que confundió las intenciones de él. Claro, cómo no es ella la confundida. Pues perdónenme señores, pero que nos rompan la ropa no es signo de apasionamiento, hay que hacer mucha fuerza para romper el tirante de un sujetador, una trabilla de un pantalón y un tanga, puede parecer excitantemente erótico, pero en la realidad es doloroso. Él alegó en su defensa que Nagore le amenazó con destruir su carrera y eso fue lo que le llevó a asesinarla a golpes y estrangulamiento, ella sólo pudo hacerle unos arañazos.
Muchas mujeres han estado en situaciones muy parecidas a las de Nagore, a muchas se las ha juzgado después de ser agredidas, violadas e incluso asesinadas poniendo en el punto de mira su manera de vestir de ser o de actuar, como si eso justificase algo. Ellos intentan quedar como víctimas, víctimas de malas mujeres que les amenazan, que les engañan y les hacen creer cosas que luego no suceden, básicamente el sexo.
A día de hoy él solo tiene que ir a prisión para dormir y trabaja como médico durante el día. Ella está muerta.
En verano hay muchas fiestas, las personas tratamos de pasarlo bien, las personas que aprendimos bien, las que nos educaron en el respeto hacia los demás sabemos cómo divertirnos; si no sabes respetar, tu sitio no es la calle.