Síguenos
Dar Dar
banner click 236 banner 236
May Serrano

Busco en la RAE el significado de DAR.

1. Donar.

2. Entregar

3. Ofrecer materia para algo

En sus más de 50 acepciones no pone nada de satisfacción. Me sorprende, la verdad, pues creo que la acción de dar va ligada a la satisfacción. Y es que yo creo que en el acto de DAR hay mucho placer.

Cuando das te sientes bien, generosa, grande, buena persona. Das porque tienes, porque quieres compartir. Porque conectas con una alegría inmensa, un encuentro con la otra persona. Una conexión con quién eres de verdad.

Es que hasta decirlo alegra el alma. DAR. Es una palabra rotunda, que te llena la boca. La A resuena en el corazón y la R le da potencia.

D A RRR

Enciende el motor, te pone en marcha.

Teruel de esto sabe mucho. Dar con generosidad es una de las cualidades de esta tierra. Lo he pensado estos días pasados con todas las personas voluntarias para poner en marcha una fiesta de la que se beneficia toda la ciudad, pero no es algo que sea típico solo de las fiestas. Es algo del día a día los capazos, por ejemplo, son un buen ejemplo de DAR. Damos nuestro tiempo una media de 20 veces cada vez que salimos de casa.

En este Dar sin medida me vienen varias preguntas: ¿y recibir? ¿cuando doy espero recibir algo a cambio? ¿estoy preparada para recibir? ¿desde donde estoy dando? ¿tengo suficiente para dar?

Aquí es cuando Dar puede convertirse en un lío.

En este afán de sentirnos abundantes, generosas y buenas personas podemos caer en la tentación de DAR por encima de nuestras posibilidades y que al echar un vistazo en la nevera nos demos cuenta de que nos hemos quedado sin nada.

¿Les ha pasado? A mí sí.

Cuando te paras un momento y miras alrededor y te das cuanta de que tienes las manos vacías, que tu cuenta está a cero o que en la despensa no queda más que el bote de conserva vacío...

Dar es genial, sí, pero antes de compartir podemos revisar lo que tenemos y, aquí viene la parte complicadilla, poner límites, valorar/me, ser honesta conmigo para poder serlo con las demás.

Poder decir NO con seguridad, con la tranquilidad de saber que estoy haciendo lo correcto, que me estoy cuidando. Saber que cuando doy es porque tengo suficiente para compartir y no me voy a generar escasez, que va a ser una acción satisfactoria para las dos partes.

A veces, cuando vas a decir NO sientes como te haces pequeña, que no tienes fuerza para decirlo, que te van a dejar de querer, que eres mala, aparece la culpa...

Nada que no se pueda digerir, solo hay que dedicar un poco de tiempo, respirar, coger fuerzas y decir “NO”, “No, gracias” o “Ahora no”.

Es un músculo, necesita entreno, repetición y en cuanto llevas un tiempo de práctica ¡sale solo!

Este trabajito individual se torna también colectivo. Como provincia, como territorio, podemos pararnos, ver lo que podemos dar y lo que no y poner límites claros.

Tenemos miles de kilómetros de plena naturaleza que no podemos DAR alegremente para convertirlos en mega parques renovables por muy ecológicas que sean ni por mucho bien que vayan a hacer al planeta, porque no, no tenemos tanto para dar. Porque nosotras, las personas que vivimos aquí necesitamos de nuestros paisajes, de nuestra naturaleza, de nuestro vacío, que es nuestro con sus ventajas y sus inconvenientes. No queremos/podemos darlo, regalarlo y, en el peor de los casos, dejar que nos lo roben. Tenemos la responsabilidad de poner límites claros y marcar bien la linea que no se puede rebasar.

Hasta aquí.

Esto es nuestro.

¿Nos convierte eso en malas personas? Yo digo NO. Nos convierte en personas responsables, que saben poner límites y cuidar de lo suyo.