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Igual es un genocidio Igual es un genocidio
EFE

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Desde hace muchos años que conocemos la palabra genocidio, esta palabra surgió durante los juicios de Nuremberg, fue en el año 1944 cuando Raphael Lemkin, un jurista polaco y judío, tuvo la necesidad de crear una palabra que describiera lo que había ocurrido en la Alemania nazi. Geno proviene del griego y significa raza o tribu y cidio viene del latín y significa muerte. No fue hasta el año 1948 cuando pasó de ser un concepto con entidad legal con la Convención para la Prevención y Sanción del delito de Genocidio. Este término fue aprobado por Naciones Unidas y pasa a convertirse en un delito de derecho internacional.

Este delito se ha juzgado tres veces en la historia. La primera el genocidio nazi en los Juicios de Nuremberg. La segunda, mucho después, para juzgar los crímenes cometidos en Ruanda en 1994, juzgar y condenar a los autores del genocidio que cometieron los Hutus contra los Tutsis. La tercera, y última, fue para la antigua Yugoslavia con la finalidad exclusiva de enjuiciar a los responsables de violar el derecho internacional humanitario en la masacre de Srebrenica en la que se hizo una limpieza étnica de musulmanes bosnios.

El Estatuto de Roma establece que en los casos de genocidio se juzgan varios aspectos: la motivación de destruir de manera total o parcial a un grupo nacional, étnico, racial o religioso; es decir una matanza planificada y organizada. Lesionar de gravedad la integridad física o mental de los miembros del grupo a través de la tortura, actos inhumanos o degradantes, violaciones, violencia sexual... Someter de manera intencional al grupo a condiciones de existencia que conlleven a la destrucción física, total o parcial privando al grupo de recursos indispensables para sobrevivir como pueden ser alimentos, agua, medicamentos, ayuda humanitaria o expulsándolos de sus hogares. Tomar medidas destinadas a impedir nacimientos en el seno del grupo a través de esterilizaciones forzadas, separación de hombres y mujeres, abortos forzados con el fin de hacer desaparecer el grupo. Por último, el traslado forzoso de niños y niñas del grupo a otro grupo a los que obligan a huir mediante amenazas, intimidación, detención y demás actos de coerción.

Esta situación de genocidio no se da en la mayoría de las guerras; sí es cierto que mueren civiles, es algo que está contemplado por el derecho internacional, pero se debe evitar, pues sólo deben atacarse objetivos militares.

En Palestina está ocurriendo un genocidio. Es evidente. Israel está llevando a cabo una matanza de los miembros de un grupo, van más de 50.000 personas civiles, cada día asesinan a más de 40 niños, bombardean escuelas, hospitales, correderos seguros, centros humanitarios... Israel usa fósforo blanco que quema y arrasa con todo en zonas civiles, ha establecido trampas: drones que lloran como un bebé o sacos de harina que sirven de cebo... Además, se han usado más de 25.000 toneladas de explosivos, han torturado durante décadas, hay campos de concentración donde violan y vejan, controlan el acceso al agua desde 1967…

En la actualidad no hay alimento, ni agua, ni medicinas, ni ayuda humanitaria. Mueren niños de sed y de hambre. A las mujeres las violan, hay abortos y no hay asistencia a las mujeres embarazadas. La OLP lleva denunciando desde 1983 la intención real de Israel de querer esterilizar a mujeres palestinas. También se trasladan desde hace décadas a los niños, se les arresta, ejecuta, tortura...

¿Hay que seguir? Porque se podría seguir argumentando y llenar cientos de páginas con frases dolorosas y párrafos difíciles de digerir.

¿Cuántas muertes más van a sumar antes de actuar?