Síguenos
Isabel Marco

Se acerca el invierno, ya se nos está poniendo la piel de gallina a las personas despistadas que todavía tenemos el armario repleto de camisetas de manga corta; ya toca el dichoso cambio de armario. Yo lo hago con la idea de eliminar las prendas que ya no me pongo, las que ya están más gastadas, o cambiar el rumbo de camisetas que, en su vida casi infinita, van a pasar a convertirse en pijama antes de ser trapos para limpiar los cristales.

Necesito comprarme algo de ropa, pero la verdad es que no me gusta nada ir de compras, veo las camisetas y pantalones colgados en las perchas y todo me parece feo. Tendré que hacer de tripas corazón y salir a comprar para poder vestirme este invierno. Primero voy a la tienda de “la Carmen”, pero como soy más rara que la calentura, seguro que no encuentro nada que me guste.

¿Esto es lo que tienes de la nueva temporada?

No, esto es lo que me queda de la nueva temporada. Tengo que traer más cosicas, pero tendrás que esperar. Vinieron unas camisetas que te habrían encantado, pero cogí pocas porque otras veces se me queda todo sin vender.

Pues vaya, siempre llego tarde. Ya volveré Carmen. Muchas gracias.

Voy a mirar en la de “la Asun”, a veces para cosas así básicas…

Necesito una talla menos de este pantalón.

De ese no hay más pequeña, corazón. Este de color marrón da menos talla, ¿quieres probártelo?

Pues es que marrón… no me gusta con el negro y soy mucho de camiseta negra. No me lo saques que no me gusta.

Y una chaqueta de este estilo, ¿no te va?

No, no. Es que estoy buscando cosas más básicas.

Pues nada chica, qué vas a hacer.

Nada Asun, hasta otro día.

Sigo sin ropa y en el pueblo he agotado las posibilidades de encontrar ropa de mi gusto, así que no me queda otra opción que ir a la ciudad.

¿Si nos vamos a pasar el día a Zaragoza y compramos lo que necesitamos para el invierno?

Venga, pues vamos todos y de paso visitaremos a los abuelos. Lo más fácil es un centro comercial, ¿no?

Pues no me hace especial ilusión, pero quizá sea más rápido.

El elegido: el más grande de la ciudad. Grave error. Es increíble cómo está este sitio de gente. Esto es un hervidero, todo el mundo camina como sin rumbo, tropiezan unos con otros, hay gente que no sabe dónde va y otra que sabe muy bien dónde tiene que hacerse el selfie para publicarlo en sus redes sociales y a la que le importa un comino estar tapando una vía de paso. Estoy alucinando y creo que no soy la única. Supongo que un pequeño porcentaje de personas estará como yo, pero me temo que para la gran mayoría este es su ocio de la tarde del viernes o del sábado. Ahora empiezo a entender dónde está la gente cuando acudes a un acto cultural llámese concierto, teatro, exposición… está obnubilada con las luces de colores, los cientos de tiendas y restaurantes y los carteles de ofertas y descuentos. Y yo, aquí perdida y sin rumbo sin saber en qué tienda podré encontrar algo de lo que busco.

Vamos a entrar aquí mismo.

Menos mal que encuentro una camiseta que no es cara y que no hay mucha gente en la caja. Solo una mujer de unos cincuenta y pico que le cuesta encontrar lo que busca y le pregunta a la dependienta:

Por favor, ¿dónde puedo encontrar un zorro polar?

La cara de la dependienta, y la mía supongo que también, es un poema.

¡Uy! Perdona, quería decir un porro folar.

Pues lo está arreglando muy bien esta señora, es fantástica. A ver cómo sale de esta la dependienta.

Sí, los forros polares los tiene en ese estante de ahí.

Gracias maja.

La dependienta ha salido airosa y yo tengo mucho que agradecer a esta señora superada por la terminología textil, porque me ha dado la idea para el próximo texto cuando ya pensaba que no iba a sacar absolutamente nada de este infierno.