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Suspendidos en historia Suspendidos en historia

Suspendidos en historia

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Isabel Marco

Son muchas las voces que se han alzado para comentar los hechos ocurridos en el municipio murciano de Torre Pacheco. Las hay de todos los tintes y yo voy a mostrar el mío. Creo sinceramente que soy una persona cabal y quienes me conocen bien saben que siempre intento buscar la calma en la tempestad, defiendo que los problemas se resuelven con diálogo y que no sirve de nada medirse las fuerzas a ver quién tiene el trabuco más grande, para mí es algo de sentido común.

En Torre Pacheco todo empezó cuando un joven agredió a un señor mayor mientras otros amigos grababan la situación.

El problema ha sido que este hecho, perpetrado por un marroquí, se ha usado para canalizar y expandir el odio, el racismo y la xenofobia por organizaciones y movimientos fascistas para alentar cacerías contra la población migrante de la localidad.

Reconozcamos que es muy grave el hecho de que unos jóvenes peguen a un señor mayor sólo por diversión y para grabarse, ellos no pueden quedar impunes y deberán ser tratados como delincuentes, de eso no tengo ninguna duda. Pero todo el movimiento racista que se ha desatado después, no es en realidad por este señor, el señor en verdad no les importa.

Toda esta ola de violencia viene alentada por grupos de ultraderecha que han logrado engañar a la gente lanzando bulos: han hecho circular un vídeo de una paliza a un señor mayor que no se trata de la víctima de Torre Pacheco, desmentido hasta por la propia víctima en los medios de comunicación serios; han publicado fotos de cinco personas diciendo que son los culpables sin ningún tipo de pruebas; vídeos de otras ciudades y años que hacen ver cómo la gente va acudiendo a la cacería...

Es ya más que sabido que manejan bien el arte del engaño para hacer creer a todo el que quiera escucharles que España está sufriendo una invasión; llevamos mucho tiempo escuchando estos discursos de odio a través de campañas brutales, mítines y redes sociales.

Estas organizaciones emplearon grupos de Telegram para animar a la gente a acudir a Torre Pacheco; los cabecillas dicen literalmente que quieren “dar con los culpables de la agresión y reunirlos con Alá”.

Que me corrijan si me equivoco, pero aquí lo que están diciendo es que van a matarlos. Además, señalan que si otros marroquíes no les ayudaban a encontrarlos, “se convertirán automáticamente en culpables y pagarán por lo ocurrido”, es decir, que también los matarán.

Un partido político formado por fascistas ayuda a que la mecha prenda y a que la pólvora corra diciendo que “nos han quitado las fronteras, nos han robado la paz y nos han robado la prosperidad”.

Esto la gente se lo cree, igual que los alemanes en 1938 cuando el régimen nazi organizó la “noche de los cristales rotos”. Pretendían que pareciese fortuito que los ciudadanos alemanes, hartos de la presencia judía, se habían decidido a apalearlos y a destrozar sus negocios e incluso matarlos.

Ya sabemos cómo acabó toda esa propaganda y discurso de odio hacia los judíos.

Esto tuvo de espontáneo lo mismo que lo ocurrido en Torre Pacheco, que tampoco ocurrió por la paliza a este pobre hombre, pues poco se movilizan cuando se trata de agresiones realizadas por jóvenes españoles, que también las hay.

Esto es lo que buscan los discursos antimigratorios, buscan respuestas violentas que funcionan tras años de sembrar el odio hacia las personas migrantes haciendo creer que son los responsables de todas las violencias.

Hace tiempo que se viene alertando del terrorismo de extrema derecha, pero nos quedamos de brazos cruzados.

Creo sinceramente que tenemos que decir basta y llamar por su nombre a estas opiniones y comportamientos, es fascismo y ya sabemos cómo funciona, si no, solo hay que consultar en los libros de historia.