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Cuando la cabeza protesta sin avisar:  por qué pica el cuero cabelludo aunque esté limpio Cuando la cabeza protesta sin avisar:  por qué pica el cuero cabelludo aunque esté limpio

Cuando la cabeza protesta sin avisar: por qué pica el cuero cabelludo aunque esté limpio

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Joan Izquierdo

“Doctor, explíqueme esto: me lavo el pelo todos los días, uso champús carísimos, no tengo caspa… ¿por qué demonios me pica la cabeza?”. Así empezó la consulta de Luis, un paciente que entró rascándose como si tuviera una ejercito de hormigas en el cuero cabelludo. Y lo cierto es que su pregunta es mucho más común de lo que parece. Muchas personas asocian el picor exclusivamente a la caspa visible, pero la realidad es que un cuero cabelludo puede estar impecable a simple vista y aun así protestar con picores desesperantes.

En primer lugar, hablemos del gran sospechoso de siempre: la dermatitis seborreica. Esa vieja conocida que aparece y desaparece a su antojo. Aunque pueda sorprender, no siempre se acompaña de grandes placas blanquecinas. A veces solo causa irritación, ligera rojez y un picor insistente que se acentúa por la tarde o después de hacer deporte. Y sí, también la padecen personas que se lavan el pelo a diario, porque no se trata de suciedad, sino de una alteración inflamatoria de la piel.

Otra causa frecuente es la irritación por productos cosméticos. En la consulta lo veo cada semana: pacientes que van cambiando de champú como quien colecciona cromos, mezclando mascarillas, sérums capilares y exfoliantes que prometen milagros y, en lugar de eso, acaban montando una fiesta química en el cuero cabelludo. El resultado es un microinfierno invisible: el pH se altera, la barrera cutánea se debilita y la piel responde con picor. No hace falta tener alergia a nada, simplemente una acumulación de productos inadecuados o demasiado agresivos.

Y luego está el estrés, ese enemigo silencioso que tiene la capacidad de activarlo todo: acné, caída de pelo, tensión muscular y, por supuesto, picor. Hay estudios que demuestran que el sistema nervioso cutáneo responde al estrés igual que el resto del cuerpo. El cuero cabelludo se vuelve más reactivo, más sensible y cualquier pequeño estímulo -calor, sudor, un casco de moto- se percibe como una agresión. Es un círculo vicioso: rascamos, irritamos más la piel y el picor aumenta. Si fuera un videojuego, este sería el nivel imposible.

Aquí es donde viene el detalle técnico que muchos desconocen: el microbioma del cuero cabelludo. Igual que ocurre en el intestino o en la piel del rostro, sobre nuestra cabeza vive una comunidad de microorganismos que conviven en armonía… hasta que algo los altera. Cambios bruscos en la frecuencia de lavado, uso excesivo de productos, estrés o incluso una bajada de defensas pueden romper ese equilibrio. Cuando el microbioma se desbarajusta, ciertas levaduras y bacterias proliferan más de la cuenta y desencadenan inflamación, picor y sensibilidad, aun cuando externamente no vemos descamación evidente. Es como si el “ecosistema” capilar entrara en estado de alarma y enviara señales alérgicas sin mostrar daño visible.

La buena noticia es que la mayoría de estos casos tienen solución y no requieren tratamientos complicados. Para empezar, conviene volver a una higiene sencilla: un champú suave, preferiblemente para cuero cabelludo sensible o con tendencia seborreica, y evitar los experimentos cosméticos durante unos días. Lavar el pelo con la frecuencia habitual -ni más ni menos- suele ser más eficaz que aumentar los lavados desesperadamente.

También recomiendo evitar el agua muy caliente, que reseca e irrita más de lo que pensamos, y secar el pelo con toalla sin frotar como si estuviéramos limpiando una sartén. Si el picor coincide con épocas de estrés, conviene asumirlo como parte del problema y no como una causa misteriosa: dormir mejor, hidratarse y reducir cafeína pueden ayudar más de lo que parece.

Y si a pesar de todo el picor persiste, acuda a consulta. A veces basta con ajustar un champú o identificar un producto irritante. Otras veces necesitamos tratamientos específicos para devolver la calma al microbioma y a la piel. Pero créame: el cuero cabelludo nunca pica “porque sí”. Siempre tiene algo que decirnos… aunque a veces lo diga a gritos.