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Doctor, ¿me puedo quitar estas verruguitas? Doctor, ¿me puedo quitar estas verruguitas?

Doctor, ¿me puedo quitar estas verruguitas?

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Joan Izquierdo

El otro día, Manoli entró en la consulta con cara de tener una pregunta importante. Manoli, es una de esas pacientes de confianza que, aunque venga por otra cosa, siempre intenta no quedarse con ninguna duda al final de la visita: “Ah, y que me cuenta sobre estas lesiones que me han salido en el cuello, ¿se pueden quitar?”.

Se refería a esas pequeñas lesiones de piel que mucha gente tiene en cuello, axilas e incluso en la zona de la ingle. No duelen, no pican, pero ahí están, no sabes muy bien cuándo han llegado, pero cada vez hay más. A veces son de color carne, otras más oscuras, con un pequeño pedúnculo, y si te descuidas, acabas enganchándolas con la cadena o con el tirante del sujetador. En resumen: no son peligrosas, pero molestan.

Lo primero que hice con Manoli, y que es lo más recomendable, es revisar bien la lesión. No todas las verruguitas lo son, y aunque la mayoría son benignas, conviene asegurarse de que no estamos ante algo más serio. Una vez descartadas lesiones sospechosas, ya podemos hablar con tranquilidad de los llamados fibromas blandos o acrocordones, que es su nombre médico.

Estas pequeñas formaciones cutáneas son muy comunes a partir de los 40-50 años, aunque también pueden aparecer antes. Se forman por una combinación de factores: predisposición genética, fricción constante (sobre todo en zonas donde la piel roza con piel o con la ropa), cambios hormonales e incluso en algunas personas con sobrepeso o resistencia a la insulina. Es decir, no es culpa de nadie, pero hay cosas que favorecen su aparición.

En consulta, si realmente molestan o estéticamente afectan a la persona, podemos quitarlas de forma sencilla. Usamos crioterapia (con frío), bisturí eléctrico o incluso extirpación manual, según el caso. El procedimiento es rápido, no deja marcas si se hace bien, y muchas personas se sienten aliviadas tras eliminar esas “marquitas” que llevaban años ahí.

Pero lo más importante no es quitarlas, sino intentar que no vuelvan a salir. ¿Cómo? Pues cuidando mucho la piel de esas zonas:

Evita la fricción constante: usa ropa suave, sin costuras duras que rocen el cuello o las axilas.

Mantén la piel bien hidratada: una piel seca se irrita más fácilmente.

Limpia bien las zonas de pliegues (axilas, cuello, ingles), especialmente si hay sudor o calor.

Evita el sobrepeso, que aumenta la fricción y la aparición de pliegues donde estas lesiones prosperan.

Y, sobre todo, vigila si aparecen nuevas lesiones con rapidez o cambian de aspecto.

Aunque suelen asociarse con la edad, no son exclusivas de los mayores. Muchos jóvenes, especialmente adolescentes o personas en sus veintitantos, empiezan a preocuparse por pequeñas lesiones cutáneas: granitos persistentes, manchas que no se van, o esas primeras “verruguitas” que aparecen tímidamente. A esa edad, la estética pesa mucho, y cualquier irregularidad en la piel puede convertirse en un pequeño drama. Por eso, también en los jóvenes, conviene normalizar que la piel cambia, pero que todo lo nuevo debe observarse y, si hace falta, consultarse.

Y aquí viene la reflexión que quiero dejar clara: no todas las lesiones cutáneas necesitan tratamiento, pero sí merecen revisión. A veces es suficiente con observarlas, otras veces recomendamos retirarlas, y en ocasiones descubrimos que esa “verruga” que llevaba años ahí… no era tal cosa. Y aunque eso pasa en pocos casos, pasa.

Así que no está de más echarle un vistazo de vez en cuando a nuestro mapa corporal. Como le dije a Manoli mientras le explicaba todo esto: “Esto no es grave, pero no hay que vivir resignada. Si algo te molesta o te genera dudas, aquí estamos para verlo juntos”.

Y ella, como siempre, me respondió con una sonrisa: “Pues me quedo mucho más tranquila, doctor… y si me puede quitar esta de aquí, que me engancha con la cadena… ¡mejor todavía!”.