Síguenos
El sentido El sentido
banner click 236 banner 236
Javier Lizaga
¿Qué sueña uno para vencer a la muerte? Imaginarse que uno coge el autobús, abre la puerta del apartamento, enciende la luz, … Detalles insignificantes que contrastan con otros que te dejan helado. El pánico al ver el cartel donde se lee Auschwitz, comer un trozo de pan en cuatro días, mirar al techo tras desnudarte y ver con alivio que sale agua y no humo. Tener un edema por el hambre y no poder doblar las rodillas por la piel tirante y la hinchazón de las piernas.

El relato de Víctor Frankl debería leerse en las escuelas. Uno de los mejores psiquiatras de la historia explica el horror. Comprender cómo lo que más duele no es morir de hambre. Lo peor es, cuando a 20 grados bajo cero, dejas un segundo de cavar y te tiran una piedra como si fueras un perro. Descubrir cómo en el traslado de un campo de concentración a otro, quedaban embelesados por las montañas de Salzburgo o cómo un prisionero alerta una tarde del maravilloso atardecer y otro prisionero comenta: ¡Qué hermoso podría ser el mundo!

Afortunados, miserables e ignorantes, somos todo ello, por suerte. El relato del prisionero 119.104 nos lleva a la pregunta sobre el sentido de la vida. ¿Qué le empuja a uno a vivir cuando lo ha perdido todo, la salud, la dignidad, el futuro, las noticias de quienes quieres y a sí mismo, cuando está recubierto de harapos y no se tiene en pie, cuando tu vida no vale nada? “No importa lo que esperamos de la vida, sino que importa lo que la vida espera de nosotros”, escribe Frankl. 

Y, por un momento, entendemos que nadie nos puede quitar lo vivido. Nadie nos puede quitar la esperanza, ni la libertad interna. La de elegir vivir. La de soportar el sufrimiento para cumplir nuestro cometido. Y volver a entender que el sentido de la vida está hecho de pequeñas cosas: amor, amistad, proyectos y nostalgia. 

“Dígame, maestro, ¿cuál es la mejor jugada en ajedrez?” Y el maestro no contestó, porque depende de cada partida y cada oponente, ilustra Frankl. Y así es el sentido de la vida.