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Esa tos que despierta a media provincia Esa tos que despierta a media provincia

Esa tos que despierta a media provincia

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Joan Izquierdo

“Doctor, yo creo que me he vuelto alérgico a algo… porque últimamente toso más por las noches, y cuando salgo a correr me ahogo como si tuviera cien años más”. Así empezó la consulta de Mariano, 43 años, corredor de fines de semana y experto en negar la evidencia. Esa tos nocturna que él atribuía al polvo del trastero, y esa sensación de “pecho cerrado” después de subir las Cuestas de la Andaquilla, eran un clásico de libro: síntomas iniciales de asma que muchos pasan por alto durante meses… o años.

El asma es una enfermedad traicionera. No siempre se presenta con un ataque dramático digno de película; a veces se desliza en forma de tos insistente, un silbido al respirar que uno confunde con estar “un poco constipado” o un cansancio injustificable al hacer ejercicio. Y, sin embargo, es muchísimo más frecuente de lo que pensamos. En Teruel convivimos con cambios de temperatura bruscos, aire seco y una buena dosis de alergias estacionales, ingredientes perfectos para irritar nuestras vías respiratorias.

En el día a día, las causas más comunes que desencadenan o empeoran el asma son sorprendentemente cotidianas. El polvo doméstico, por ejemplo: ese enemigo invisible que vive en nuestras alfombras, cojines y en esa estantería que juramos limpiar “cada pocas semanas”. Los ácaros son pequeños, pero poderosos. También están los pólenes, que en primavera forman una nube perfectamente capaz de convertir cualquier paseo por el parque en una sinfonía de estornudos y pitidos. Y no olvidemos el humo del tabaco -activo o pasivo-, que sigue siendo uno de los irritantes respiratorios más relevantes.

A nivel técnico, el asma no es un simple “pecho cerrado”. Es una inflamación crónica de los bronquios, esos pequeños conductos que llevan el aire hacia los pulmones. Esa inflamación hace que las paredes de los bronquios se vuelvan más sensibles, como si tuvieran un sensor exagerado que se activa ante cualquier estímulo. Cuando eso ocurre, los músculos que rodean esas vías se contraen y el aire encuentra un camino más estrecho para entrar y salir. Por eso aparece el típico silbido, la sensación de falta de aire o la tos persistente. El bronquio inflamado está, en esencia, “hiperreactivo”.

Y aunque esta explicación técnica suene alarmante, la buena noticia es que hoy en día disponemos de tratamientos muy eficaces. Medicación inhalada que reduce la inflamación, broncodilatadores que abren los bronquios en minutos y planes de control que permiten a la mayoría de los pacientes llevar una vida completamente normal. De hecho, muchos deportistas de élite son asmáticos diagnosticados y tratados correctamente.

El problema, como le pasaba a Mariano, es que mucha gente convive con síntomas leves sin consultarlos. Se acostumbran a toser por la noche o a quedarse sin aliento subiendo una escalera, como si eso fuera parte de la vida adulta. No lo es.

¿Qué podemos hacer todos, incluso sin diagnóstico?

- Ventilar la casa unos minutos cada mañana. El aire fresco reduce la concentración de irritantes.

- Lavar la ropa de cama en agua caliente y evitar alfombras y peluches si eres susceptible a los ácaros.

- Evitar el tabaco, incluso en balcones o terrazas. El humo no entiende de fronteras

- Precalentar las vías respiratorias antes de hacer ejercicio intenso: unos minutos caminando o trotando suave pueden marcar la diferencia.

- Reconocer los síntomas tempranos: tos nocturna persistente, pitidos al respirar, sensación de opresión en el pecho o dificultad para mantener el ritmo al hacer ejercicio.

- Consultar con un profesional si estos síntomas aparecen más de una vez a la semana. Cuanto antes se diagnostique, mejor se controla.

Mariano, por cierto, ahora duerme como un lirón, corre más que nunca y solo tose cuando se ríe demasiado. En asma, como en casi todo, el primer paso es dejar de normalizar lo que no es normal.

Si tu respiración te habla, escúchala. Y si toses de noche, quizá es momento de que revisemos juntos esos bronquios.