Síguenos
El 'presi' El 'presi'
banner click 244 banner 244
Víctor Guiu
El presidente no es santo de mi devoción. Me parece un político gris. Aunque no lo conozco personalmente, claro, que igual cuenta unos chistes cojonudos en su peña para las fiestas de septiembre. Y aunque lo intento me cuesta, el Lambán presidente, el político serio y entrecortado.

Esta querencia no me viene de lejos. Quizás me tendría que dar igual, pero resulta que es mi presi y, lo quiera o no, me representa; además de que sus decisiones influyen diariamente en la vida de los míos.

No suelo fijarme en sus tuits, oro en paño para Radio Monotes, porque la política no debería hacerse con fundamentos de tuiter. Pero, quieras o no, siempre me llegan las salvas de su último petardazo. Podríamos centrarnos en muchos de sus discursos, aunque a mí lo que me preocupa es su apego a la foto protocolaria con los amos de mi tierra. Sí, esos mismos que un día van de joteros y otros llevan chistera. Esos que no se atreven a salvarla del todo porque así hay negocio y futuro para los de siempre. Porque ese apego dice mucho de por dónde cojea nuestro presi, que de no conocerlo podría representar a cualquier partido de su oposición. Los súbditos que le deben sillón no se quedan a la zaga. Da penica ese caciquismo new age que llegan a desprender en ciertas intervenciones, pactos o artículos de prensa.

Pero el poder es así, y el PSOE, como partido mayoritario, sabe cómo va la movida. Solo desde la hipocresía se puede gobernar una sociedad hipócrita. De ahí que, lo que me preocupa más, si cabe, son aquellos que están en misa y replicando. CHA y Podemos protestan y manifiestan su ira ante ciertos despropósitos, pero siempre con la boca pequeña en el Pignatelli. Manejan la marcha pancartera desde el salón. Porque así son los pactos, los porcentajes y las mayorías: me dicen, nos dicen, nos dirán.

Y los que, como yo, somos hombres muy primarios, no acabamos de entenderlo. Porque no somos niños. Porque no habrá líneas rojas si hay sillones. Porque luego, pasará lo que tenga que pasar y ninguno asumirá responsabilidades más allá de lo que firmó en su pequeña parcela de poder. Como si en un puzle solo importase tu propia ficha.