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La condena europea La condena europea
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Javier Gascó
Quizás llegue un poco tarde y sea un tanto oportunista porque el resultado final no resultó ser el que me hubiera gustado, pero desde principio de la semana pasada no conseguía quitarme de la cabeza ese doble encuentro europeo que se terminó disputando en Los Planos a puerta cerrada entre el Pamesa Teruel y el Maccabi Tel Aviv. Aunque sea un auténtico novato en esto de pasar el balón por encima de la red, mi paso por la capital mudéjar me obliga a seguir los resultados del equipo naranja. Y su regreso a Europa, como a cualquier turolense, me generaba algo de ilusión. 

Pero lo que tenía que haber sido una fiesta para plantilla, cuerpo técnico y afición se convirtió en un auténtico marrón no solo para el club, al que le tocó hacerse cargo del costoso y complicado desplazamiento de su rival, sino también para la ciudad. ¿Cuándo se ha necesitado seguridad para un partido de voleibol en Teruel? Insisto en que estoy muy poco viajado en esto del voleibol, pero me atrevería a decir que nunca ha sido necesaria la presencia de Policía en Los Planos. Es cierto que la ocasión lo merecía, puesto que los ánimos, como era de esperar, estaban caldeados ante la llegada de un equipo israelí e incluso creo que se terminó haciendo lo que se debía, pero mi pregunta es: ¿merece la pena?

Pienso que todo el esfuerzo, económico y deportivo, que hay detrás de una clasificación europea en un deporte minoritario como este es muy superior al beneficio que termina reportando. En este caso en concreto no hay dudas de que así ha sido. La ciudad no ha visto ni un euro del breve periplo del equipo en la CEV Challenge Cup. Y por si eso fuera poco, los jugadores han tenido que hacer frente a tres partidos en una semana. ¿El resultado? Dos derrotas en Europa y una en liga que nunca vienen bien para la moral del equipo. Entiendo que el de este año haya sido un caso excepcional, pero quizás habría que negociar las condiciones para este tipo de encuentros con los organizadores de estas competiciones incluso desde antes de empezar a participar en ellas. Competir en Europa así más que un premio se convierte en un castigo.