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La Tía Catalina La Tía Catalina
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Víctor Guiu

Les voy a contar una historia, la de la Tía Catalina, el Tío Turboleta y la descarbonización. Que dicen Catalina y Turboleta que eso de la descarbonación está muy bonito, dónde vas a parar, salvar el planeta y todo eso. Pero que dicen que también está muy claro que, lo mires por donde lo mires, lo vamos a pagar los mismos. Que te lo venden todo como agenda no sé qué, con unas frases muy grandilocuentes de que vamos salvar el mundo, que tenemos que cambiar el modelo energético. Y que me entra la risa con las almendras centrales porque aquí en el pueblo nos van a pillar a todos en bragas. Visto lo visto, que nos digan que nos vayamos ya, como hacía Stalin o Mao si se le venía a cuento.

El gasto y el consumo energético es el que es. Seguimos en el mundo de la fiesta y la compra online de miles de cosas que no necesitamos. Está claro que solo bajando el pistón podríamos arreglarlo, a ver quién se pone, nos ha jodido. Desde las altas instancias ecológicas de la capital, con sus ciudades de quince minutos y sus transportes comunitarios no piensan en la Catalina y el Turboleta. Qué coño van a pensar. Aquí se necesita el coche para sentirse una persona libre e independiente. Es así, que no nos la casquen. Pero qué más dará, ya han pensado en nosotros. Que si han pensado…

Nos llenan todo de placas y de hostias varias. Así Alemania tendrá combustible y energía barata. Verde, por supuesto. Pero… ¿no quedamos que había que cambiar el sistema? ¿O es que el sistema cambia solo para consumir lo mismo pero diciendo que es verde? Verde, verde… el que tengo aquí colgado. Que pronto dirán a la pareja que con la C15 ya no pueden ir al médico, a comprar el pan o a tomar un café en el pueblo de al lado, que aquí ha cerrado el multiservicio. Así pagamos las clases populares los infalibles planteamientos de la nueva ola capitalista verde y de las grandes corporaciones ecológicas, ¿no les parece?

Y os puede parecer que la Catalina y el Turboleta son unos burros, pero no les falta algo de razón. Si ese es el precio de vuestra puñetera ciudad de 15 minutos yo me quedo con la C15. Si el sacrificio del planeta pasa por las tantas tías Catalinas que hay en el mundo rural os voy a decir una cosa, sin que se entere nadie, que le den por el saco al planeta.