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2021 2021
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Javier Lizaga

¿Cuándo acaba esto? Pues nos hemos cargado antes el año que el covid. Tan en bucle vivimos que hemos dudado, en algun momento, si fue este o el otro, cuando empezamos a llevar mascarilla, y cuando dejaremos de hacerlo. Como si estuvieramos en una secuela, segundas partes siempre fueron malas, de 2020, un año con menos personalidad que los ministros. Otra opción sería pensar que repetimos los errores, “Duelo a garrotazos” y no “Los abrazos” debería presidir el Congreso y Goya debería estar siempre de aniversario.

El año es tan cutre que posiblemente la noticia más gorda sea que en enero hizo frío, que no nos sorprende ni a los de aquí. Pero dicen los que dicen que saben de esto, los meteorólogos, que fue uno de los eneros más fríos de la historia con -25 en Bello y -29.9 en Royuela, que es un termómetro como en rebajas. También te digo que igual ni lo notamos porque estábamos en casa. Ya no nos acordamos pero hasta mayo no pudimos salir de Aragón y empezamos el año casi sin poder pasar del Carrajete. Hemos estado en nivel 1, 2, dos bonificado, tres y medio y todavía no me aclaro con la normativa. Demostrando que sólo hay algo peor que el covid: la burocracia.  En el aire y en lo serio, todavía queda una frase: “sólo pido una cosa: justicia”, que dejó Jose Luis Iranzo, padre, en el juicio por el asesinato de su hijo. “No me ha dado nadie ni una explicación”, puntualizó. Admiramos a Eva, la viuda de Jose Luis, que nos ayudó a mirar a los ojos de Feher y ver que matan los asesinos, pero mortifica el abandono. Y que la dignidad es dar la cara. Por eso, aun seguimos esperando explicaciones y que alguien pida “perdón”. Llegaría tarde pero haría justicia, como que Carbonell sea ya hijo adoptivo de Teruel.

Ha sido un año tan joputa que hasta ha querido poner en duda que Raffaella sea inmortal. La misma que decía que dejó Hollywood porque ni bebía ni se drogaba y allí es lo que se hace a partir de las cinco de la tarde, que estamos todavía aquí con las extraescolares de los niños. Sus canciones demuestran que hay otras opciones para ser feliz, y es lo que nos queda para 2022. En 2021, ya nos ha dado tiempo de todo, de ser negacionistas, no lo nieguen, y de vacunarnos. Y no todo sigue igual, seguirá el virus, pero hemos perdido el miedo. Canten conmigo: “Por si acaso se acabe el mundo, todo el tiempo he de aprovechar”.