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Mientras tanto Mientras tanto

Mientras tanto

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Javier Lizaga

Se preguntaba Krahe “¿por qué no yo? Con tanto derrochador y tanto esplendor…” Y así canta en Usted comprenda que, mientras tanto, mientras le llega una buena oferta, cultiva champiñones, canta a San Cucufato y vota bien serio. Se está convirtiendo San Cucufato en secta de masas y la resignación en el primer voto del sacerdocio. De transformarnos para autorealizarnos hemos pasado a sobrevivir, como las ratas dice Bauman, solo que en lugar de un “hay que hacer eso”, hemos inventado un “te mereces llegar ahí”, para sentirnos guays. La mejor expresión son los movimientos ecologistas: la mayor crítica no es que no tengan razón, los resignados suelen soltar un “¿pero qué se han creído? No van a conseguir nada”, que confirma que somos la primera generación que ha pasado de querer un mundo mejor al “virgencita que me quede como estoy”.

“Dos no es igual a uno más uno”, canta Sabina y lo demuestra cualquier proceso de obra pública. Nos pasa con el Polígono Sur que damos por amortizado y 14 años después sigue a medio llenar. Hace años que estrenamos mentalmente el proyecto de una gran ciudad deportiva en la zona de Los Planos, hemos barajado más proyectos de auditorios y salas de conciertos que Nueva York, nos han explicado (incluso algunos alcaldes personalmente a este que escribe) planes urbanísticos para ayudar a remodelar el casco viejo y convertir la Zona en lugar de tapeo y oficinas, incluso no queremos hacernos ilusiones con la nueva piscina, el hospital, y el ascensor de la andaquilla.

Hay ternura, pétalos, ríos solo hasta que llega la náusea de la claridad del día, escribió Benedetti. Como si la felicidad fuera ese “mientras” llega el día. En ese mientras tanto figurado tenemos internet a tope, han llegado todas esas empresas que nos han prometido, el tren es de Alta Velocidad (así se presentó en 2008), Alcañiz tiene autovía (una vicepresidenta dijo que estaría terminada en 2010) y un plan en lugar de tantas excusas, para que los médicos y muchos trabajadores no se sigan marchando. “Y sin embargo…” la realidad es otra, como anunciaba Sabina en esa canción de marido enamorado que le pone los cuernos y solo se engaña a si mismo.