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Adiós, verano Adiós, verano
EFE/Antonio García

Javier Gascó
Es evidente que el verano ha llegado a su fin. El descenso de las temperaturas, que se nota en Teruel más que en otros lugares, nos ha pillado con el armario todavía ocupado por pantalones cortos y chaquetillas de medio pelo, que en estos últimos días ya han servido de más bien poco. El maldito cambio de hora -para mí, uno de los momentos más tristes de cada año- está a la vuelta de la esquina. Señal de que el otoño pide paso para tener su dosis de protagonismo antes de que sea demasiado tarde y el invierno llegue arrasando, con la tradicional noticia acerca de un nuevo récord de temperaturas mínimas en algún pueblo de la provincia.

Sinceramente, ¿qué necesidad hay de ello? ¿No podemos seguir viviendo en un continuo veranillo de San Miguel al que se vayan acoplando todos los santos que quieran hasta llegar de nuevo a una estación alegre y colorida como la primavera? Sé que mi propuesta no es del todo convincente si se tienen en cuenta las necesidades de la naturaleza, pero soñar cuesta lo mismo que respirar.

Muchos estarán frotándose las manos esperando a encender la primera chimenea del año. No diré que la sensación de estar frente a una buena lumbre con el chisporreteo de un tronco macizo consumiéndose de fondo y notando cómo el cuerpo va tomando temperatura me desagrada, porque estaría faltando a la verdad. El caso es que un par de días al año a todo el mundo le apetece una dosis de otoño-invierno, pero ¿qué necesidad hay de acabar octubre y alargar hasta después de marzo este suplicio que solo ha hecho que empezar?

Creo que están quedando claras mis preferencias y quizás el discurso me está quedando un tanto catastrófico, pero es que el simple hecho de pensar que a mitad de tarde la luz del sol desaparece y la oscuridad se hace dueña de la vida me genera un bajón que ni el de las temperaturas de esta semana. Pero bueno, imagino que no queda otra que empezar a sacar la artillería pesada del armario, hartarse de valor y tratar de disfrutar de esas pequeñas cosas que deja esta época del año. Ya volverá la alegría en unos meses. Adiós, verano.


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