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Javier Gascó
En las grandes vueltas ciclistas, el final de etapa es el momento más esperado por todo el mundo. Los ciclistas ansían llegar al final para cambiar el sillín por el sillón y los aficionados esperan con ganas que sus ídolos lleguen al esprint para vibrar con la emoción de un deporte que, para muchos, no destaca por ser divertido, pero que sí que puede llegar a serlo. Sin embargo, esa energía que genera un final de etapa ciclista poco o nada se parece a la sensación de ponerle el broche final a una etapa en la vidal real.

Una ruptura sentimental, un cambio de ciudad o un nuevo puesto de trabajo, por lo general, son situaciones que generan más miedo e incertidumbres que emoción y entusiasmo.

Yo soy de ese tipo de personas a las que les resulta más bien poco sencillo dar por finiquitada una etapa así como así. Ayer por la noche, tras una nueva derrota del CD Teruel en liga que le podía costar el puesto a su entrenador, me puse a pensar en ello.

En el club de la capital, la situación es compleja. Lo que hace unos meses era fiesta y celebración ahora es desesperación y frustración. Todos lo saben, pero a todos les cuesta tomar una decisión. Y lo veo normal, porque soy de ese tipo de personas a las que les resulta más bien poco sencillo dar por finiquitada una etapa así como así.

No digo que se deba tomar una decisión en caliente. Ni mucho menos. Donde haya una buena comida de cabeza dándole vueltas a un tema que genera preocupación en uno mismo que se quite todo lo demás. Pero pienso y digo: “¿Cuál es el momento exacto de poner fin a una etapa y comenzar otra desde cero?”.

Es una pregunta totalmente subjetiva y que depende de cada cabeza, de cada idea y de cada etapa, pero que, de vez en cuando, me gusta hacerme para tratar de dar con una respuesta universal que pueda ayudar a la gente con indecisión a tener un manual básico de cómo cerrar etapas y vivir nuevas. En cuanto soy consciente de que nunca voy a encontrar esa respuesta que ando buscando me pongo a pensar en algo más tonto y le pongo fin a esa breve etapa de varios segundos creyéndome filósofo.