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‘Bookish’, un Sherlock entre libros ‘Bookish’, un Sherlock entre libros

‘Bookish’, un Sherlock entre libros

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José Baldó
Las librerías son, junto a los cines y los bares, lugares a los que regresar una y otra vez en busca de auxilio y refugio para el alma. He pasado tardes enteras en estos espacios sagrados, rodeado de cientos de volúmenes y embriagado por el aroma del papel y la tinta. Algo parecido debió ocurrirle al actor y guionista Mark Gatiss, todo un enamorado de las historias policíacas que ahora sucumbe a los encantos del mundo de los libros para desarrollar su nueva ficción televisiva. Bookish llega a Filmin dispuesta a convertirse en una cita ineludible para los devotos de las series de misterio de calidad. 

Gabriel Book (Gatiss) es un librero poco usual en el Londres de 1946. Además de vender viejos tomos de segunda mano, dedica buena parte de la jornada a desarrollar su pasatiempo favorito: resolver crímenes para la policía. Su pasado como espía en la guerra y una misteriosa carta de recomendación del mismísimo Winston Churchill le otorgan poderes para trabajar como asesor de las fuerzas de la ley. Book tiene el apellido ideal para un detective amateur que vive rodeado de libros y encuentra en ellos las claves para resolver los crímenes. A su lado están su mujer Trottie (Polly Walker) y Jack (Connor Finch), un joven sin familia, que acaba de salir de la cárcel y guarda una conexión oculta con la vida anterior de los protagonistas. 

Mark Gatiss ya había demostrado su talento para el género detectivesco con la exitosa serie Sherlock para la BBC. Junto al guionista Steven Moffat, fue el responsable del revival del personaje creado por Arthur Conan Doyle que puso en el mapa a los actores Benedict Cumberbatch y Martin Freeman. Por si fuera poco, sus colaboraciones en la mítica serie de ciencia ficción Doctor Who y la adaptación de Drácula en formato serie para Netflix —también junto a Moffat— convierten a Gatiss en un creador especialmente sensible con la cultura popular. 

Bookish se suma a la fiebre por el cozy crime, o crimen amable, que abarrota las estanterías de las librerías en la actualidad. Historias donde el horror de la muerte y el asesinato quedan suavizados por los golpes de humor, las galletas recién salidas del horno y las humeantes tazas de té. Cocinadas a fuego lento, las tramas de Bookish son herederas del buen hacer de Agatha Christie para el whodunit —literalmente, ¿quién lo hizo?— e, incluso, su protagonista vendría a ser una mezcla entre Miss Marple y Poirot, sus dos creaciones más populares.

Matrimonio de conveniencia

Gabriel Book y su esposa mantienen una relación un tanto especial. Ambos se quieren, pero duermen en cuartos separados. No es un spoiler decir que se trata de un matrimonio poco común, una triste realidad que muchos hombres y mujeres se vieron obligados a sufrir en el pasado. Él vive su verdadera sexualidad en la clandestinidad, mientras ella tiene sus propias aventuras amorosas fuera de casa. Precisamente, la primera temporada cierra con un capítulo doble donde Book deberá investigar la muerte en extrañas circunstancias de uno de los amantes ocasionales de Trottie. La mentira sobre la que se construye el matrimonio Book refleja un enorme poso de tristeza que logra impregnar el espíritu de la serie y la convierte en algo mucho más trascendente y valioso para el espectador. No se trata de dar lecciones a nadie, sino de contar una dolorosa realidad que, tristemente, sigue vigente en muchos lugares del mundo. 

Decía Borges que la novela policial salvaba el orden en una época de desorden. Me atrevo a decir que Bookish es el antídoto perfecto contra el caos de nuestros días y la serie ideal para todos aquellos que todavía creemos en la magia de la palabra escrita.