Síguenos
El crítico es la estrella El crítico es la estrella

El crítico es la estrella

En el documental El crítico, el retrato cercano y amable que los directores Juan Zavala y Javier Morales dedican a Carlos Boyero, el periodista hace un repaso de su trayectoria profesional y reconoce que su máxima aspiración ha sido siempre entretener a los lectores. Tras más de cuatro décadas como crítico, Boyero se ha convertido en una de las figuras más veneradas y temidas del cine español. Polémico e irreverente, un ácrata que rechaza la corrección política y que hace gala de una sinceridad insobornable. Uno de los últimos exponentes de una profesión en vías de extinción.

Boyero, que lleva unas cuantas películas a las espaldas, recuerda en el documental las palabras de Al Pacino en Carlito’s Way y confiesa que “con el tiempo no cambias, solo pierdes fuerza”.

Un género en sí mismo

Hace unas semanas llegaba a las librerías el volumen titulado No sé si me explico (Editorial Espasa). A sus 70 años, Carlos Boyero se atreve a componer un autorretrato ácido y demoledor donde da buena cuenta de todas sus filias y fobias. Una vida llena de excesos, bañada en alcohol y sumida en las drogas, en la que las películas, la literatura y la música se erigen como sus particulares tablas de salvación.

No tiene reparos en admitir que no se considera un crítico de cine. No cree pertenecer a “esa cofradía, a esa religión abarrotada de reglas absurdas”. Para Boyero el cine es “sinónimo de placer, emoción y ensoñación”. Curtido en los más importantes festivales del mundo (Cannes, Venecia, Berlín y San Sebastián), denuncia la alta cuota de aburrimiento que ha pagado todos estos años solo para encontrar algo decente que llevarse a las córneas. Rechaza la falsedad de muchos de sus compañeros de profesión, los mismos que cantan las alabanzas del film oriental de turno a pesar de haber roncado durante su proyección. No hay postureo, Boyero ve las películas y da su opinión. Nada más… y nada menos.

El libro repasa títulos emblemáticos que forman parte de la educación sentimental del autor. En cine destacan El buscavidas, El padrino, Plácido o El verdugo. En televisión, declara su admiración por las series The Wire —“no me he encontrado una película tan perfecta desde el año 2000”—, Breaking Bad, Mad Men y Los Soprano, a la que no duda en comparar con la saga cinematográfica de los Corleone.   

Por supuesto, uno de los capítulos está dedicado a las encarnizadas disputas que Boyero mantiene con el director Pedro Almodóvar. “Me aburre. Me irrita. Esas cosas tan publicitadas del universo Almodóvar, de las chicas Almodóvar… me la sudan”. La hostilidad con la que el periodista recibe cada nuevo estreno del cineasta manchego se ha convertido en una de las piedras de toque de su estilo. No obstante, su animadversión no le impide reconocer las bondades de algunas cintas del realizador como Mujeres al borde de un ataque de nervios, ¡Átame! o Volver.

No sé si me explico entra de lleno en el terreno confesional del autor. El amor, el sexo, la amistad, las adicciones e incluso la buena mesa, son algunas de las cuestiones que ocupan las páginas de un relato que se lee con voracidad. Boyero es un género en sí mismo. Muchos lectores no comulgarán con sus manías, su nihilismo y su brutal franqueza, pero caerán rendidos ante la fuerza y el carisma del personaje.

Después de todo, un tipo que considera El apartamento de Billy Wilder como su película favorita demuestra tener, no solo un gusto excelente, sino una humanidad a prueba de esnobs.