Síguenos
José Baldó

A mediados de los 80, la editorial asturiana Júcar en su colección Etiqueta negra se dedicó a publicar a los mejores autores de novela negra clásica y contemporánea. Los amantes del género estaban de enhorabuena, la nómina de autores quitaba el hipo: Jim Thompson, Chester Himes, Lawrence Block, Donald Westlake o escritores españoles igualmente imprescindibles como Juan Madrid, Andreu Martín o Julián Ibáñez. En una de mis habituales visitas a las librerías de viejo rescaté un buen puñado de títulos de la colección, entre los que se encontraba un volumen de cubiertas deslucidas escrito por el norteamericano Tony Hillerman. El sendero de los espíritus resultó formar parte de una saga de novelas protagonizadas por agentes de la policía tribal navaja, ambientadas en la gran reserva india situada entre Nuevo Méjico y Arizona. Recuerdo que la leí con entusiasmo y tomé nota mental para hacerme con más libros del autor, pero no ha sido hasta hoy, habiendo disfrutado de la magnífica serie de televisión Dark Winds, cuando por fin me reencuentro con los personajes de Hillerman.

Lo primero que llama la atención al espectador de Dark Winds son los nombres de algunos de sus responsables tras las cámaras. A la base literaria de Tony Hillerman se suma la conjunción en tareas de producción de dos talentos tan dispares como el mítico actor y director Robert Redford y George R. R. Martin, el popular creador de Juego de tronos.

La serie forma parte del catálogo de AMC+ desde julio del año pasado (disponible como canal Premium en la plataforma Prime Video). Apenas ha hecho ruido entre la audiencia de nuestro país, pero les aseguro que tiene calidad suficiente para contentar al público más exigente. La acción se sitúa en los años 70, en un poblado de la nación navaja, cerca de Monument Valley. Allí, un detective de la policía tribal, Joe Leaphorn (Zack McClarnon), investiga una serie de crímenes que no parecen guardar relación entre sí: el asalto a un furgón blindado y el doble asesinato en un motel de un anciano y una joven, ambos nativos americanos. Acompañado del joven agente Jim Chee (Kiowa Gordon), Leaphorn se verá obligado a cuestionarse sus propias creencias y a plantar cara a los fantasmas de un pasado familiar traumático.

Con estos mimbres, Dark Winds establece un diálogo constante entre el mundo moderno y las creencias tradicionales del pueblo navajo. La investigación meticulosa y la interpretación racional de los asesinatos frente al misticismo de los nativos y la vertiente más oscura de su folclore. En sus seis capítulos, la serie da la vuelta al papel tradicional de los indios americanos como los antagonistas habituales en el cine y la televisión. Zahn McClarnon, actor estadounidense de origen pie negro, es el cabeza de cartel de un reparto mayoritariamente formado por intérpretes nativos. Un detalle decisivo para una historia que reivindica la integridad de un pueblo y una cultura sometidos, a lo largo de los años, a la voluntad del hombre blanco.

En esencia, Dark Winds es un soplo de aire fresco en el sobrecargado panorama del drama policíaco moderno. Una fusión equilibrada entre el western noir y el thriller con toques sobrenaturales que, por momentos, recupera la atmósfera simbólica y referencial de clásicos como Twin Peaks o True Detective.

En definitiva, una serie ideal para aquellos que necesitan reconciliarse con la buena televisión. Dark Winds es tan estimulante como un viaje al corazón de la tradición indígena americana, pero deja mejor sabor de boca que fumar la pipa de la paz.