Stephen King es, además de uno de los más exitosos y prolíficos escritores contemporáneos, un incansable prescriptor de cultura popular. A través de su cuenta en Twitter, el autor de Carrie y El resplandor recomienda con asiduidad las series de televisión y películas que han logrado robarle horas de sueño. Como fan incondicional de la literatura de King también siento fascinación por su faceta de ‘influencer’ y, gracias a sus numerosas recomendaciones, he rescatado auténticas joyas como Marianne y Black Summer en Netflix o, más recientemente, el film Babylon en Amazon Prime
Confieso que llego tarde a la fiesta terrorífica que supone la serie From en HBOmax. Cuando en 2022 medio internet se deshacía en alabanzas hacia ella, yo prefería mirar hacia otro lado y buscar mi dosis de escalofrío en la interminable The Walking Dead. Ni siquiera las supuestas similitudes de From con Perdidos, una de las grandes ficciones de la historia de la televisión (a pesar de su decepcionante final), me animaban a darle una oportunidad. El estreno durante la pasada primavera de su segunda temporada volvió a tentarme y, al fin, ha sido un tweet del propio King el que me ha llevado a devorar con ansia sus 20 capítulos en solo una semana.
From es un ejercicio de terror sólido, bien tramado y de cocción lenta. Sienta las bases desde el inicio y se muestra sin tapujos como una carta de amor al género: precisamente, la primera escena de la serie culmina con un homenaje al propio Stephen King y a su obra maestra Salem’s Lot. A su vez, las numerosas incógnitas y teorías que bullen en nuestras cabezas a medida que avanzan los capítulos la acercan peligrosamente a la mentada Perdidos (Lost), de la que incluso toma a uno de sus actores, Harold Perrineau, para encabezar el reparto. En la coctelera se añaden un tratamiento del misterio y el suspense cercano al que pudimos ver en Twin Peaks y un gusto por el giro inesperado deudor de la obra de M. Night Shyamalan. No en vano, la serie guarda muchos puntos en común con El bosque, una de las películas más incomprendidas de su director, un relato gótico centrado también en la reclusión, el miedo a lo desconocido y los monstruos que acechan en el exterior.
Un pueblo sin nombre en algún lugar de Estados Unidos se convierte en el escenario de una pesadilla. Todo aquel que llega queda atrapado dentro de sus límites y no puede abandonarlo por mucho que lo intente. Por si fuera poco, al caer la noche, estos residentes forzosos deben buscar refugio en el interior de las casas para evitar el ataque de unas criaturas de apariencia humana que pretenden darles caza. Los enigmas imposibles se suceden a lo largo de los capítulos y su protagonista, el sheriff Boyd (Perrineau), deberá hacer frente al terrible destino de la comunidad.
From es un festival inagotable de referencias. Sus títulos de crédito hacen un guiño al genio de Alfred Hitchcock y al tema principal del film El hombre que sabía demasiado. La canción ¿Qué será, será? (Wharever will be, will be) inmortalizada por Doris Day en el clásico de 1955 es versionada por la banda de rock Pixies y mutada en un canto fúnebre sobre el fatalismo y el destino aciago de sus protagonistas. Al fin y al cabo, todos ellos están atrapados, el mañana es incierto y será… lo que tenga que ser.
La serie es horror del bueno, ese del que reniegan las grandes mentes, las mismas que leen a escondidas Cementerio de animales mientras alardean de haber disfrutado con lo último del plasta de Houellebecq. King no ganará jamás el Nobel, las historias de miedo no tendrán el favor de la crítica, pero no nos engañemos, no hay sensación comparable al cosquilleo agradable del puro terror recorriendo tu espalda.
Confieso que llego tarde a la fiesta terrorífica que supone la serie From en HBOmax. Cuando en 2022 medio internet se deshacía en alabanzas hacia ella, yo prefería mirar hacia otro lado y buscar mi dosis de escalofrío en la interminable The Walking Dead. Ni siquiera las supuestas similitudes de From con Perdidos, una de las grandes ficciones de la historia de la televisión (a pesar de su decepcionante final), me animaban a darle una oportunidad. El estreno durante la pasada primavera de su segunda temporada volvió a tentarme y, al fin, ha sido un tweet del propio King el que me ha llevado a devorar con ansia sus 20 capítulos en solo una semana.
From es un ejercicio de terror sólido, bien tramado y de cocción lenta. Sienta las bases desde el inicio y se muestra sin tapujos como una carta de amor al género: precisamente, la primera escena de la serie culmina con un homenaje al propio Stephen King y a su obra maestra Salem’s Lot. A su vez, las numerosas incógnitas y teorías que bullen en nuestras cabezas a medida que avanzan los capítulos la acercan peligrosamente a la mentada Perdidos (Lost), de la que incluso toma a uno de sus actores, Harold Perrineau, para encabezar el reparto. En la coctelera se añaden un tratamiento del misterio y el suspense cercano al que pudimos ver en Twin Peaks y un gusto por el giro inesperado deudor de la obra de M. Night Shyamalan. No en vano, la serie guarda muchos puntos en común con El bosque, una de las películas más incomprendidas de su director, un relato gótico centrado también en la reclusión, el miedo a lo desconocido y los monstruos que acechan en el exterior.
¿Qué será, será?
Un pueblo sin nombre en algún lugar de Estados Unidos se convierte en el escenario de una pesadilla. Todo aquel que llega queda atrapado dentro de sus límites y no puede abandonarlo por mucho que lo intente. Por si fuera poco, al caer la noche, estos residentes forzosos deben buscar refugio en el interior de las casas para evitar el ataque de unas criaturas de apariencia humana que pretenden darles caza. Los enigmas imposibles se suceden a lo largo de los capítulos y su protagonista, el sheriff Boyd (Perrineau), deberá hacer frente al terrible destino de la comunidad.
From es un festival inagotable de referencias. Sus títulos de crédito hacen un guiño al genio de Alfred Hitchcock y al tema principal del film El hombre que sabía demasiado. La canción ¿Qué será, será? (Wharever will be, will be) inmortalizada por Doris Day en el clásico de 1955 es versionada por la banda de rock Pixies y mutada en un canto fúnebre sobre el fatalismo y el destino aciago de sus protagonistas. Al fin y al cabo, todos ellos están atrapados, el mañana es incierto y será… lo que tenga que ser.
La serie es horror del bueno, ese del que reniegan las grandes mentes, las mismas que leen a escondidas Cementerio de animales mientras alardean de haber disfrutado con lo último del plasta de Houellebecq. King no ganará jamás el Nobel, las historias de miedo no tendrán el favor de la crítica, pero no nos engañemos, no hay sensación comparable al cosquilleo agradable del puro terror recorriendo tu espalda.