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José Baldó

Otoño de 1988. La fiebre y medio centenar de manchas rojas esparcidas por todo mi cuerpo, la varicela, me obligaban a guardar reposo encerrado en mi habitación. Había acabado con todos los Mortadelos y Barcos de vapor que ocupaban mis estanterías. Estaba harto de imaginar batallas entre mis clicks de Playmobil, He-Man y el resto de los Masters del Universo. Tan solo llevaba dos días enfermo y en mi cabeza ya pesaban como si fueran cinco años a la sombra en San Quintín.

Apiadándose de mí (y supongo que harto de mis quejas), a la tercera jornada de reclusión, mi padre trasladó al cuarto el televisor y el reproductor de vídeo. Junto a ellos, un VHS con una carátula y un título imposibles de olvidar, En busca del arca perdida. Antes de abandonar la habitación, mi padre dijo una de esas frases que se quedan grabadas a fuego en la memoria y a las que el paso del tiempo acaba dando la razón: “hijo, esta es la mejor película de la historia”.

Más de cuarenta años después, el legado de Indiana Jones sigue vigente. Desde su brillante flashback introductorio en blanco y negro, la serie ¡García! sigue al dedillo el patrón marcado por Lucas y Spielberg para las aventuras de su famoso arqueólogo: el aroma añejo de los relatos pulp, el clásico viaje del héroe según John W. Campbell y la aparente ingenuidad de una narrativa clara y sencilla que apela al instinto primigenio de cualquier producto audiovisual, el entretenimiento del espectador. Con estos mimbres, HBOmax estrena una ficción que nace con el estigma de ser malinterpretada y tildada de naif cuando, en el fondo, su blancura esconde una visión absolutamente veraz y crítica de la realidad política española (la corrupción) o los medios de comunicación (ese locutor de radio bocazas, auténtico sosias de Federico Jiménez Losantos).

Pura evasión

¡García! tiene su origen en el cómic creado por Santiago García y Luis Bustos. En la sinopsis, sus autores advierten que “En España el pasado siempre vuelve. Con rencor”. Podríamos añadir sin miedo a exagerar que, tal vez, el pasado y todo lo que ello conlleva jamás nos abandona por completo. El tebeo es realmente extraordinario, aúna la frescura de una propuesta inédita en el panorama del cómic español y, al mismo tiempo, reformula algunos de los grandes mitos de la viñeta universal, desde Superman o Capitán América hasta los héroes de nuestros abuelos, Roberto Alcazar y Pedrín.

García (Francisco Ortiz), un superagente creado en un laboratorio por los servicios secretos de Franco y criogenizado durante 60 años, despierta en el presente. Con ayuda de Antonia (Veki Velilla), una joven periodista, descubrirá una conspiración que amenaza con poner fin a la democracia e instaurar una nueva y terrible dictadura. El héroe del pasado despierta en un mundo que le es ajeno, cuyas reglas desconoce y en el que, a priori, no tiene a nadie en quien confiar. Una vez más las ficciones se conectan; el conflicto de García es el mismo que encontrábamos en otra serie anterior, El ministerio del tiempo, y en uno de sus personajes protagonistas, el soldado de los tercios de Flandes perdido en el Madrid millenial, Alonso de Entrerríos. No en vano, Sara Antuña y Carlos Pando, showrunners de ¡García!, ejercieron la labor de guionistas en varios capítulos de la añorada serie de TVE.

Resulta curioso que, en un panorama televisivo como el español, poco dado a excentricidades, plagado de thrillers de copy and paste y dramas de época con regusto a premio Planeta, tengamos que recurrir a un héroe rancio, tendencioso y castizo como García para aportar un soplo de aire fresco a nuestras pantallas, aunque sea con un olor viejuno a Varon Dandy.