

En marzo de 2019, TVE estrenó la serie La caza. Monteperdido, la adaptación que el escritor y guionista Agustín Martínez llevó a cabo a partir de su propia novela. Poco podía sospechar el creador que su historia, en principio independiente, acabaría dando lugar a una exitosa saga que lograría perpetuarse con nuevas entregas.
Ahora, tras un parón de dos años desde el final de La caza. Guadiana, por fin llega hasta nosotros la cuarta temporada, y lo hace con un lavado de cara sustancial. El más evidente es el cambio en el canal de producción y distribución de la serie: la franquicia deja atrás la televisión pública y pasa a formar parte de la oferta de Movistar Plus+, hogar de algunas de las mejores producciones del género de los últimos años (Rapa, La unidad, Hierro). Por si fuera poco, La caza aterriza en la plataforma de streaming coincidiendo con el estreno de su temporada más ambiciosa; un importante salto de calidad que se percibe, sobre todo, en el acabado estético de una serie que no tiene nada que envidiar al empaque de algunas producciones destinadas a la gran pantalla.
En esta ocasión, la investigación se desarrolla en la Selva de Irati (Navarra) donde ha aparecido el cuerpo de una excursionista asesinada. Tres años atrás, esa misma mujer sufrió la desaparición de su hijo y las autoridades no descartan que ambos incidentes pudieran estar conectados. A la zona se ha desplazado un equipo de la OCU de la Guardia Civil integrado por la capitana Gloria Mencía (Silvia Alonso), el inspector Ernesto Selva (Félix Gómez) y la oficial Sara Campos (Megan Montaner), que ahora ejerce como psicóloga en la sección de análisis del comportamiento delictivo. Con el paso de los días, el caso se complica: los cadáveres se amontonan y salen a la luz nuevas pistas, vídeos comprometidos, negocios ocultos, y la lista de sospechosos no deja de crecer.
Al igual que ocurría en las temporadas anteriores con el valle de Benasque, la sierra de Tramontana y la provincia de Huelva, en La caza. Irati la espesura del inmenso bosque navarro se convierte en otro personaje más de la historia. Un escenario mágico donde el folclore autóctono cobra especial relevancia a través de las leyendas de criaturas mitológicas que habitan en los barrancos y cuevas de Irati. Este coqueteo con el elemento esotérico puede recordar a la escritora Dolores Redondo y su popular Trilogía del Baztán, pero lo cierto es que también comparte afinidades con el universo de otra popular autora de best sellers, Carmen Mola (nada extraño teniendo en cuenta que Agustín Martínez es uno de los componentes del famoso trío literario): atmósfera oscura, muertes violentas con elaboradísimas puestas en escena y giros de guion -mucho ojo al capítulo seis- que les volarán la cabeza.
Sin embargo, si hay algo que distingue a La caza del resto de thrillers nacionales es, precisamente, su peculiar protagonista. Sara Campos, o lo que es lo mismo Megan Montaner, ha ido creciendo a ojos de los espectadores hasta escapar de los clichés habituales del género. Una mujer fría e inteligente, pero también vulnerable; arrastra las secuelas de un pasado traumático que alude a su propia infancia y a la pérdida de un ser querido, no diré más. En esta cuarta entrega vuelve a estar acompañada por el inspector Selva, un estupendo Félix Gómez que, con la barba y el marcado acento andaluz, parece un clon del gran Manolo Solo.
El resto, dejo que lo descubran. Ocho capítulos llenos de intriga y tensión que les robarán el aliento y les mantendrán pegados a sus sillones. Movistar Plus+ abre la veda. Vuelve a ser temporada de caza.