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¡Larga vida a la aventura! ¡Larga vida a la aventura!

¡Larga vida a la aventura!

José Baldó

Cuenta la leyenda que en 1977, durante unas vacaciones en Hawaii, Steven Spielberg le confesó a su buen amigo George Lucas su sueño de rodar algún día una película de James Bond.

En un alarde de generosidad, el creador de Star Wars le quitó la idea de la cabeza ofreciéndole algo mucho mejor: un film de aventuras sobre un arqueólogo entregado a la búsqueda de las reliquias más importantes de la historia de la humanidad. Una cinta que, según Lucas, recuperaría el espíritu de los viejos seriales matinales de los sábados, una celebración del cine de evasión en estado puro, sin más pretensión que arrebatar de emoción al espectador.

Por supuesto, el resto es historia. En busca del arca perdida batió records de taquilla en 1981 y su protagonista, Indiana Jones, se convirtió en uno de los grandes iconos del cine contemporáneo.

Aprovechando el inminente estreno de la quinta aventura de Indy, Disney + incorpora a su plataforma la saga completa del personaje y anuncia también la recuperación en próximas fechas de la serie de televisión Las aventuras del joven Indiana Jones. Un motivo de celebración para cuarentones nostálgicos y amantes del entretenimiento de calidad.

Debería estar en un museo

Un látigo, una chaqueta de cuero y un sombrero Fedora sirven para encumbrar a Harrison Ford en el papel del valiente, romántico y cínico buscador de tesoros. La creación de Lucas y Spielberg es un festival inagotable de referencias, no solo cinematográficas (el look es un claro homenaje al Charlton Heston de El secreto de los incas), sino también de la mejor literatura pulp, el Tintín de Hergé o tebeos clásicos como Terry y los piratas de Milton Caniff.

Tras dar con el arca de la alianza, viajar hasta un templo maldito en el corazón de la India y recuperar el Santo Grial, Indy regresaba en 2008 con la misión de hallar el reino de la calavera de cristal.

Una empresa que mezclaba extraterrestres, civilizaciones perdidas, ciencia ficción retro y las magufadas propias de autores ‘new age’ como Erich von Däniken.

En su estreno, la película decepcionó por igual a crítica y público, abusaba de efectos digitales y apuntaba a un hipotético relevo generacional del aventurero en manos de un poco carismático Shia LaBeouf.

Vista hoy, quince años más tarde, la película no llega a la altura de sus ilustres predecesoras, pero tampoco es la bochornosa secuela que han querido vendernos. Anímense a revisarla y disfruten de un espectáculo sin complejos, de ritmo endiablado y con una imponente villana a cargo de Cate Blanchett que se adueña de la función.

Por fin, este verano el personaje regresa en Indiana Jones y el dial del destino, sin Spielberg tras las cámaras y con un reparto de altura encabezado por el incombustible Harrison Ford, Phoebe Waller-Bridge, Antonio Banderas y Mads Mikkelsen, entre otros.

Una historia que mezcla viajes en el tiempo con ocultismo nazi y busca apelar a la nostalgia del espectador maduro y servir de revulsivo para el público más joven.

La cita con la nueva aventura del arqueólogo más famoso del planeta es el próximo 30 de junio.  Ese mismo día, sin falta, acudiré a la sala Maravillas para vivir de nuevo el milagro de los 24 fotogramas por segundo. Ya saben, las luces se apagarán, sonará la inmortal fanfarria de John Williams y volveré a ser un niño dichoso ante la magia de la sábana blanca.

“¡Ay, cines de mi niñez! Comanches, piratas, gansters y besos a tutiplén”. Cine e infancia, dos conceptos hermanados en unos bellísimos versos de José Luis Garci con los que me despido de ustedes hasta el próximo agosto.

¡Feliz verano a todos!