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Las 'Dos tumbas' de Carmen Mola Las 'Dos tumbas' de Carmen Mola

Las 'Dos tumbas' de Carmen Mola

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José Baldó

Fueron muchas las voces que se levantaron en contra de Carmen Mola cuando salió a la luz su verdadera identidad. La concesión del Premio Planeta de 2021 a la novela La bestia destapó el misterio y sacó del anonimato a los guionistas Jorge Díaz, Agustín Martínez y Antonio Mercero. Polémicas aparte, ahora que hemos superado el debate y nos quedan las novelas, confieso que soy uno de los millones de lectores que han devorado cada entrega de la saga de Elena Blanco e, incluso, no se me ofendan los culturetas, las he disfrutado. Son thrillers vibrantes con tramas perfectamente diseñadas para no dar tregua al lector, con una protagonista femenina dura e inteligente y unos crímenes brutales donde la violencia se hace casi insoportable. Las opiniones son diversas y todas ellas válidas: otro golpe más del heteropatriarcado, puro marketing, o una feliz idea fraguada durante los descansos de una sala de guionistas; sea como fuere, el colectivo Carmen Mola no deja indiferente a nadie y su nombre se ha convertido en sinónimo de éxito.

Precisamente, el último gran estreno español de Netflix, Dos tumbas, viene firmado por Díaz, Martínez y Mercero, y está dirigido por el cineasta Kike Maillo. Una miniserie en tres capítulos (de menos de una hora de duración cada uno) que se ha convertido en la sensación de la plataforma y un entretenimiento ideal para hacer más llevadero el trauma de la vuelta al cole.

La odisea de una abuela coraje

La desaparición de dos adolescentes en un pequeño pueblo andaluz marca el arranque de esta trágica historia de secretos y venganzas. Dos años después, el caso sigue sin resolverse, no hay pistas ni tampoco sospechosos del crimen. Desesperada y abrumada por los recuerdos, Isabel (Kiti Mánver), abuela de una de las chicas, se niega a darse por vencida y emprende una investigación por su cuenta que sacará a la luz su cara más oculta y terrible. Un descenso a los infiernos donde la protagonista se verá obligada a formar equipo con un peligroso criminal (Álvaro Morte), un tipo acostumbrado al dolor y a la sangre que hará todo lo posible por llegar a la verdad y hacer (su) justicia.

Tenía razón el arquitecto alemán Mies Van der Rohe con aquello de que “menos es más”. La apuesta por la simplicidad y la eliminación de lo superfluo puede llevarnos a la perfección, pero en Dos tumbas, parece que los Carmen Mola se han pasado de reduccionistas. Es cierto que el argumento de esta serie sintetiza lo que en muchas otras se alarga hasta el aburrimiento, olvídense de esas subtramas innecesarias donde hasta la suegra o el primo segundo del policía tienen líneas de diálogo. Aquí sus responsables van directos al turrón y no se desvían ni un ápice del plan de venganza de esta abuela coraje. Ella es la protagonista y la razón de ser de la serie; sin embargo, a medida que avanzan los capítulos, se echa en falta algo más de chicha en el conjunto y una mayor contención en el uso de las elipsis.

La alianza inesperada entre la ex chica Almodóvar y el profesor de La casa de papel es, sin duda, lo mejor de la función. Logradísimo el acento cordobés de Morte y poderosa la interpretación de Mánver en esta versión yaya del Liam Neeson más vengativo.

En Dos tumbas hay destellos de la oscuridad, los giros, las sorpresas y el gusto por la violencia tan queridos por los autores de La novia gitana. No les voy a mentir, es entretenida y se ve sin pestañear, pero da la sensación de que los guionistas se hayan tomado el trabajo como un mero trámite, algo con lo que matar el tiempo y llenar la cartera, y eso, querida Carmen, no mola.