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Marilyn, una hermosa criatura Marilyn, una hermosa criatura

Marilyn, una hermosa criatura

José Baldó

En Candle in the Wind, Elton John evoca la figura de uno de los grandes mitos del cine en el siglo XX, Marilyn Monroe. La canción dialoga con la actriz, fallecida en 1962, y pone música y letra a una vida tortuosa marcada por el sufrimiento: “La soledad era difícil, el papel más difícil que jamás tuviste que interpretar. Hollywood creó una superestrella y el dolor fue el precio que pagaste”. Años después, el propio Elton John escogería esta misma canción para honrar la memoria de su amiga Lady Di durante su funeral. Ambas mujeres fueron iconos que lograron traspasar las fronteras de la pantalla y el papel cuché; estrellas extintas antes de tiempo que vivieron sus vidas “como una vela bajo el viento, sin saber a qué aferrarse cuando llegaran las lluvias”.

El pasado mes de agosto se cumplieron sesenta años de la trágica desaparición de Marilyn y Netflix aprovecha la coyuntura para estrenar una de las películas más esperadas del año, Blonde. La cinta adapta la novela homónima de Joyce Carol Oates y condensa sus casi mil páginas en tres horas de metraje hiperbólico, arriesgado y, en muchos casos, salvaje. Un auténtico tour de force por parte de un director, Andrew Dominik, que ya contaba en su currículum con una obra maestra, El asesinato de Jesse James por el cobarde Robert Ford y dos títulos muy recomendables, Chopper y Mátalos suavemente.

Al igual que el libro de Oates, a través del retrato ficticio de la vida de Marilyn, Blonde explora la cara velada de la imagen de la actriz. La realidad oculta tras la sonrisa de una mujer maltratada por un mundo que jamás vio más allá de su belleza y carnalidad. Vaya por delante que la película no gustará a todos los públicos. Dominik es consciente del material sensible que tiene entre manos y no duda en exprimirlo hasta la última gota para crear un film que implica emocionalmente al espectador. No tiene reparos en abrazar los detalles más sensacionalistas de la biografía del personaje, ni en componer escenas polémicas y morbosas capaces de provocar el rechazo de la audiencia con menos tragaderas.

Pero no se lleven a engaño, a pesar de sus imperfecciones (o precisamente debido a ellas), la película merece toda nuestra atención. Además de un entretenimiento adulto de calidad, Blonde es una apuesta valiente por parte de un director que no teme arriesgar y experimentar con el lenguaje cinematográfico. Un film confeccionado como si de un álbum de recortes se tratara: retazos de la vida, el pensamiento y el alma de Marilyn Monroe unidos mediante la combinación de imágenes en color y blanco y negro, continuos saltos en el tiempo e, incluso la recreación digital de escenas de clásicos como Los caballeros las prefieren rubias.

And the Oscar goes to…

Ya pueden desechar cualquier prejuicio que tuvieran contra Ana de Armas. Su papel en Blonde viene a demostrar el talento y la versatilidad de una actriz descomunal, capaz de mimetizarse con el personaje de Marilyn y, al mismo tiempo, evocar la fragilidad de su alter ego en la vida real, Norma Jean. Como ocurriera con Austin Butler en el reciente biopic de Elvis dirigido por Baz Luhrmann (disponible en HBO max), la actriz cubano-española bucea en las raíces del mito Monroe, lo humaniza y lo hace vulnerable ante los ojos del espectador.

En Música para camaleones, la colección de relatos y experiencias de Truman Capote, el autor incluye una semblanza a Marilyn donde evoca una sucesión de escenas dialogadas con su amiga. Al final del texto, la actriz decide poner a Capote contra las cuerdas: “Si alguien te preguntase cómo era verdaderamente Marilyn Monroe… ¿qué contestarías? Apuesto a que dirías que soy una estúpida. Una sentimental”. “Por supuesto”, contesta el escritor, “pero también diría…, diría que eres una hermosa criatura”.

Capote tenía razón. Siempre la tuvo.