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Una película para cada año de tu vida Una película para cada año de tu vida

Una película para cada año de tu vida

José Baldó
François Truffaut decía que ningún niño, cuando le preguntan qué va a ser de mayor, contesta “crítico de cine”. Siento llevar la contraria al director de Los 400 golpes, pero siempre he creído que una labor tan necesaria como la prescripción de películas debería ser igual de vocacional que el sacerdocio o la medicina.  Después de todo, hablar de cine no es sino evangelizar al creyente, alimentar su alma y sanar sus heridas ayudado por la magia de las películas.

En estos días, Quentin Tarantino anuncia que su próximo film y, según él, el último de su carrera, llevará por título The Movie Critic y estará inspirado en la figura de Pauline Kael, una de las críticas más controvertidas e influyentes de Estados Unidos.

Por si fuera poco, el pasado año, el canal TCM estrenaba un documental dedicado a Carlos Boyero, un retrato de las luces y sombras de un periodista polémico y provocador, poseedor de una escritura afilada, una independencia inusual y una pose autodestructiva que lo han convertido en referente de la crítica española.

Hay algo en el ejercicio del análisis cinematográfico que trasciende la mera opinión y resulta fascinante para el aficionado al séptimo arte. En ocasiones, la personalidad, el estilo y la pasión que el crítico demuestra al hablar de ciertas películas convierten sus textos en auténtica literatura capaz de emocionar al lector, tanto como los títulos a los que alude.

Pasión por el cine


La publicación de un nuevo libro de cine siempre es buena noticia. Si el volumen en cuestión tiene la firma de uno de los divulgadores más destacados, cercanos e inteligentes del periodismo cinematográfico reciente, la cosa se pone todavía mejor. Alejandro G. Calvo es responsable de Sensacine, web de referencia con toda la actualidad sobre cine y series, youtuber con más de 400.000 seguidores y, ahora, autor del volumen Una película para cada año de tu vida  (Temas de hoy), una guía que relaciona cada film con el momento vital en el que nos encontramos.

El libro abre con El árbol de la vida y concluye con 2001: una odisea en el espacio, como si las películas de Malick y Kubrick fueran el alfa y el omega de la existencia humana. Obras fascinantes, rebosantes de imágenes hipnóticas que trascienden la narrativa tradicional para alcanzar la categoría de Arte con mayúsculas.

Es divertido saltar de una página a otra del libro como si jugáramos a la Rayuela de Cortázar, buscar qué película corresponde con la edad de cada lector. Calvo no tiene reparos en recomendar a Yasujiro Ozu a niños de 7 años, La diligencia para los de 13 o celebrar la mayoría de edad con Elephant, el brutal retrato de la matanza de Columbine dirigido por Gus Van Sant en 2003. En mi caso, estoy a medio camino entre dos films con Oscar, a pocos meses de cambiar la explosiva En tierra hostil por la neurosis y el humor de Woody Allen y Annie Hall.

Como en cualquier libro de estas características, el criterio de selección es absolutamente personal. Con todo, la nómina de títulos que maneja es lo suficientemente amplia como para disculpar la ausencia de nombres ilustres como Fellini o Berlanga y olvidar ciertas concesiones a la galería. Es el caso del tedioso film Jeanne Dielman, coronado como el “mejor de la historia” por la revista Sight & Sound, que el crítico recomienda ver a los 86 años, supongo que como sustituto aceptable de la eutanasia.

El autor de Una película para cada año de tu vida demuestra el mismo entusiasmo al escribir sobre Scorsese y Taxi Driver que al hacerlo sobre Adam Sandler, un film de Pixar o Zombis Party. Calvo contagia al lector su pasión por el cine y se atreve a darnos un consejo: “Cuantas más y mejores películas veas, más feliz serás y más feliz harás a la gente que te rodea”. Tomemos nota.