

No tengo nada que decir que no hayas oído / Las páginas que escribiré son vasos vacíos / Botellas raras al amanecer, solíamos andar por el arcén / Los años buenos ya se fueron y no sé.
Me apoyo hoy en esta canción de La Maravillosa Orquesta del Alcohol para escribir mi queja.
Un año más estamos a las puertas de nuestra querida Vaquilla, se vienen días de celebración, euforia, exaltación de la amistad, bailes infinitos, muchas risas y toneladas de vasos vacíos tirados por las calles.
Los “años buenos” en los que no lavar el atuendo daba prestigio quedaron atrás y hoy se ponen muchas más lavadoras que hace 20 años. Los catering de algunas peñas incluyen sentarse en restaurante o tener mesas y sillas en el local en vez de ocupar todas las calles con nuestras bandejas.
Hay empresas que te cosen el escudo a máquina para que no tengas que enhebrar la aguja en el último minuto.
Algunos bares mantienen la terraza para poder tomarte el cubata de después de comer sentada como una reina, incluso es posible conseguir una copa de cristal si eres de las que tienen suerte en la vida pero hay cosas que nunca cambian y, por lo que parece, nunca cambiarán...
Los vasos de plástico.
Los reyes del desperdicio tonto siguen reinando en las barras de la ciudad y no hay manera de cambiarlo. Me preguntó por qué es tan difícil, si solo tiene ventajas.
95 toneladas de basura en 3 días.
1583 contenedores.
Si ponemos en línea recta todos esos contenedores empezando en la plaza del Torico, la basura llegaría hasta Alcampo.
Bonita estampa. Es verdad que estos días son de desconexión, de no pensar en nada más que en la juerga, de ponerse el mundo por montera pero ¿se puede ser divertida sin contaminar? ¡Buuuuuuu aburrida! ¡Déjame en paz! ¡No quiero pensar en las consecuencias! Este es el pacto de los tres días: actuar a lo loco, fuera caretas, no pensarlo dos veces. ¡Quitar los vasos de plástico arruinaría la fiesta!
Me imagino que esta es la conclusión a la que ha llegado el equipo de gobierno para no pasar a la acción y obligar a utilizar vasos reciclables como se hace en otras ciudades porque no encuentro una explicación lógica a este despropósito de invertir 299.133,24 euros (IVA incluido) en la limpieza de unos residuos que se podría evitar.
Vale, limpiar habría que limpiar igual, a quién no le va a gustar un manguerazo (Ojalá también por las calles estrechas de la ciudad) pongamos que el prespuesto se reduce a la mitad 150.000€.
¿Cuantas veces podría venir a actuar Camela con ese dinero? Dos veces y media, es verdad, igual no compensa...
Y si en vez de regalar 1.000 regañaos se regalasen 37.000? Ningún turolense sin su regañao.
O 150.000€ invertidos en mejorar las luces, o 150.000€ repartidos entre las peñas para poder traer orquestas en vez de discomóvil. O 150.000€ para subvencionar el hacerse de peña. O... yo qué sé! Cualquier cosa que no sea coger cientocincuetamil euros y tirarlos a la basura.
Me apoyo hoy en esta canción de La Maravillosa Orquesta del Alcohol para escribir mi queja.
Un año más estamos a las puertas de nuestra querida Vaquilla, se vienen días de celebración, euforia, exaltación de la amistad, bailes infinitos, muchas risas y toneladas de vasos vacíos tirados por las calles.
Los “años buenos” en los que no lavar el atuendo daba prestigio quedaron atrás y hoy se ponen muchas más lavadoras que hace 20 años. Los catering de algunas peñas incluyen sentarse en restaurante o tener mesas y sillas en el local en vez de ocupar todas las calles con nuestras bandejas.
Hay empresas que te cosen el escudo a máquina para que no tengas que enhebrar la aguja en el último minuto.
Algunos bares mantienen la terraza para poder tomarte el cubata de después de comer sentada como una reina, incluso es posible conseguir una copa de cristal si eres de las que tienen suerte en la vida pero hay cosas que nunca cambian y, por lo que parece, nunca cambiarán...
Los vasos de plástico.
Los reyes del desperdicio tonto siguen reinando en las barras de la ciudad y no hay manera de cambiarlo. Me preguntó por qué es tan difícil, si solo tiene ventajas.
95 toneladas de basura en 3 días.
1583 contenedores.
Si ponemos en línea recta todos esos contenedores empezando en la plaza del Torico, la basura llegaría hasta Alcampo.
Bonita estampa. Es verdad que estos días son de desconexión, de no pensar en nada más que en la juerga, de ponerse el mundo por montera pero ¿se puede ser divertida sin contaminar? ¡Buuuuuuu aburrida! ¡Déjame en paz! ¡No quiero pensar en las consecuencias! Este es el pacto de los tres días: actuar a lo loco, fuera caretas, no pensarlo dos veces. ¡Quitar los vasos de plástico arruinaría la fiesta!
Me imagino que esta es la conclusión a la que ha llegado el equipo de gobierno para no pasar a la acción y obligar a utilizar vasos reciclables como se hace en otras ciudades porque no encuentro una explicación lógica a este despropósito de invertir 299.133,24 euros (IVA incluido) en la limpieza de unos residuos que se podría evitar.
Vale, limpiar habría que limpiar igual, a quién no le va a gustar un manguerazo (Ojalá también por las calles estrechas de la ciudad) pongamos que el prespuesto se reduce a la mitad 150.000€.
¿Cuantas veces podría venir a actuar Camela con ese dinero? Dos veces y media, es verdad, igual no compensa...
Y si en vez de regalar 1.000 regañaos se regalasen 37.000? Ningún turolense sin su regañao.
O 150.000€ invertidos en mejorar las luces, o 150.000€ repartidos entre las peñas para poder traer orquestas en vez de discomóvil. O 150.000€ para subvencionar el hacerse de peña. O... yo qué sé! Cualquier cosa que no sea coger cientocincuetamil euros y tirarlos a la basura.