

¡¡Que la detengan!! Que es una mentirosa. Malvada y peligrosa. Yo no la puedo controlar.¡¡Qué la detengan!!
Llevo una semana canturreando esta canción por lo bajini y no es porque el ambiente en la plaza del Torico esté burbujeante y huela a fiesta, sino desde que leí cierto artículo en este diario la semana pasada. Mentalmente he escrito la respuesta unas 100 veces, pero al llegar el momento de ponerme a cantar las cuarenta me ha dado una pereza inmmmmeeeeeeensaaaaa.
¡Que la detengan! Porque, desde luego, él no va a parar; alguien con más autoridad tendrá que tomar cartas en el asunto, y esa no soy yo.
Llegadas a este punto me pregunto: ¿qué quiero contar hoy? Repaso mentalmente temas que me apetecían hace unos días:
La semana del Orgullo, quién apoya y quién no.
Ratas muertas en la puerta de mi casa, sí, ha pasado otra vez.
Gente que dice que sí, pero luego es no.
Personas que se dedican a criticar por la espalda en vez de hablar directamente con la interesada…
¡Mehh! La verdad es que no tengo nada que decir de ninguno de estos temas, así que me rindo a la evidencia:Este artículo abre un espacio al aburrimiento máximo, a bajar las expectativas, a dar espacio a la apatía, a lo no productivo, a bajar el nivel.
Jajaja. Como dice Ignatius al principio de su show, “de aquí todo para abajo”.
En este momento en que todas tenemos que ser personas vitaminas, aportar todo el tiempo a las relaciones, tener el último cotilleo, etc., me rindo al vacío absoluto.
AQUÍ NO HAY NADA.
Qué descanso.
Mira, al final el título tiene todo el sentido del mundo: ¡¡Qué la detengan!!
Y me paro y admito que hoy no tengo NADA que ofrecer. Barbecho. Siento cómo se relajan los hombros y un descanso infinito recorre mi cuerpo. Se me ha relajado la lengua y la mandíbula.
Hoy no voy a intentar ser mejor persona; ningún esfuerzo ni sacrificio va a ser realizado por mi parte.Ni siquiera voy a beber 2 litros de agua, dar 10 000 pasos o barrer las migas de debajo de la mesa. Permiso para ser un desastre: no tener cuidado, meterme en charcos, comer helado y mancharme la camisa; dejar la cama sin hacer; no bajar la basura.
No me llames, no voy a contestar al teléfono. No te molestes en proponerme un plan, NO VOY A IR.
Hoy soy la persona más aburrida del mundo. Soy tan aburrida que Cifras y Letras es un Festival del Humor a mi lado. Nada, renuncio a ilusionarme creyéndome una millonaria que compra en una plataforma china. Soy la persona más aburrida del mundo; no tengo nada que contar.
¡Oh, madre mía, qué paz!
Llevo una semana canturreando esta canción por lo bajini y no es porque el ambiente en la plaza del Torico esté burbujeante y huela a fiesta, sino desde que leí cierto artículo en este diario la semana pasada. Mentalmente he escrito la respuesta unas 100 veces, pero al llegar el momento de ponerme a cantar las cuarenta me ha dado una pereza inmmmmeeeeeeensaaaaa.
¡Que la detengan! Porque, desde luego, él no va a parar; alguien con más autoridad tendrá que tomar cartas en el asunto, y esa no soy yo.
Llegadas a este punto me pregunto: ¿qué quiero contar hoy? Repaso mentalmente temas que me apetecían hace unos días:
La semana del Orgullo, quién apoya y quién no.
Ratas muertas en la puerta de mi casa, sí, ha pasado otra vez.
Gente que dice que sí, pero luego es no.
Personas que se dedican a criticar por la espalda en vez de hablar directamente con la interesada…
¡Mehh! La verdad es que no tengo nada que decir de ninguno de estos temas, así que me rindo a la evidencia:Este artículo abre un espacio al aburrimiento máximo, a bajar las expectativas, a dar espacio a la apatía, a lo no productivo, a bajar el nivel.
Jajaja. Como dice Ignatius al principio de su show, “de aquí todo para abajo”.
En este momento en que todas tenemos que ser personas vitaminas, aportar todo el tiempo a las relaciones, tener el último cotilleo, etc., me rindo al vacío absoluto.
AQUÍ NO HAY NADA.
Qué descanso.
Mira, al final el título tiene todo el sentido del mundo: ¡¡Qué la detengan!!
Y me paro y admito que hoy no tengo NADA que ofrecer. Barbecho. Siento cómo se relajan los hombros y un descanso infinito recorre mi cuerpo. Se me ha relajado la lengua y la mandíbula.
Hoy no voy a intentar ser mejor persona; ningún esfuerzo ni sacrificio va a ser realizado por mi parte.Ni siquiera voy a beber 2 litros de agua, dar 10 000 pasos o barrer las migas de debajo de la mesa. Permiso para ser un desastre: no tener cuidado, meterme en charcos, comer helado y mancharme la camisa; dejar la cama sin hacer; no bajar la basura.
No me llames, no voy a contestar al teléfono. No te molestes en proponerme un plan, NO VOY A IR.
Hoy soy la persona más aburrida del mundo. Soy tan aburrida que Cifras y Letras es un Festival del Humor a mi lado. Nada, renuncio a ilusionarme creyéndome una millonaria que compra en una plataforma china. Soy la persona más aburrida del mundo; no tengo nada que contar.
¡Oh, madre mía, qué paz!