

Hace unos días, una paciente vino a consulta muy preocupada. Había estado tomando un suplemento capilar durante meses y, aunque su pelo estaba igual, lo que sí notaba era que le salían granitos en la cara. “Doctor, me dijeron que esto haría maravillas, pero creo que me está empeorando la piel”. Y ahí estaba el problema: un exceso de biotina puede alterar la piel en algunas personas, en lugar de mejorarla.
Algunas vitaminas y minerales juegan un papel clave en la salud de la piel y el cabello. La biotina (vitamina B7) está implicada en el crecimiento capilar y la producción de queratina. La vitamina D es fundamental para la renovación celular, mientras que la vitamina C contribuye a la producción de colágeno, ese “santo grial” para tener la piel firme. Otras como la vitamina A y el zinc también ayudan, pero todo tiene sus matices.
Los suplementos pueden ser útiles en los casos que exista un déficit real, por ejemplo, si hay caída de cabello por falta de hierro o problemas de piel por carencia de ácidos grasos esenciales. Sin embargo, si la dieta ya es equilibrada, tomarlos “por si acaso” no hará que crezca el pelo más rápido ni que la piel se vuelva impecable de la noche a la mañana.
En cuanto a los mitos, hay muchos. “Si tomas biotina, el pelo crece más”. No exactamente: si no tienes deficiencia, no hará milagros. “Los suplementos eliminan arrugas”. La realidad es que ninguna pastilla sustituye al cuidado diario de la piel ni a un estilo de vida saludable.
Los niños también entran en este debate. Cada vez es más común ver suplementos vitamínicos para el cabello y la piel dirigidos a los más pequeños, pero en la mayoría de los casos no son necesarios. Una dieta variada con frutas, verduras, proteínas y grasas saludables es suficiente para cubrir sus necesidades. Salvo casos concretos de déficit diagnosticado, suplementar sin motivo no solo es innecesario, sino que podría ser contraproducente.
Lo que sí funciona es una alimentación rica en nutrientes. La biotina está en huevos y frutos secos, la vitamina C en cítricos y pimientos, la vitamina D en pescados grasos y la vitamina A en zanahorias y espinacas. Incluir estos alimentos en la dieta no solo beneficia la piel y el cabello, sino también la salud general.
En resumen, la clave no está en buscar soluciones milagrosas en un frasco, sino en construir buenos hábitos. Una alimentación equilibrada, protección solar, hidratación y descanso adecuado son mucho más efectivos que cualquier suplemento de moda. Y si hay dudas siempre es mejor consultar con un profesional.