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Rata de dos patas Rata de dos patas
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May Serrano
Rata de dos patas, te estoy hablando a ti, porque un bicho rastrero, aun siendo el más maldito, comparado contigo, se queda muy chiquito.

No se asusten, la canción de esta semana no va dedicada a ninguna persona en concreto. Hoy, me pongo literal. En mi calle hay ratas.

Como usted sabe, querida lectora que sigue mis aventuras quincenales, yo vivo en el centro, a poco más de 100 metros de la plaza del Torico. Es una calle estrecha por donde no pueden pasar coches. Tiene una ligera cuesta. No tiene ningún edificio emblemático, ninguna reja modernista, no hay comercios. Es solo una calle más del Centro Histórico.

A pesar de su poca gracia, muchas veces la recorren turistas, con su móvil en la mano siguiendo instrucciones de Google Maps para llegar a no sé dónde. ¿Quizás la plaza de la Judería? O simplemente salen del edificio que tiene varios pisos turísticos y emprenden su visita a la ciudad.

En esta calle, sin nada de especial belleza, tenemos un espacio perfecto para ser una papelera de la ciudad. Hay vecinas que pasean sus mascotas y se les olvida recoger los regalicos que dejan, o no echan agua para limpiar los restos de orina, como manda la ordenanza municipal. Hay personas que tiran colillas, chicles, papeles sin tener en cuenta que tenemos una papelera. Hay señoros que mean por la noche como si fuera un policlean. Y también hay ratas. Ratas que salen de las alcantarillas y se pasean con total tranquilidad por la calle.

De todos los escenarios que les cuento, este es el más desagradable. Cada vez que he visto una he llamado al ayuntamiento con la esperanza de que hagan una campaña de desratización. Ni idea de si lo han hecho o no, pero el problema persiste. La semana pasada una de mis vecinas vio a la última.

Estoy hablando de mi calle, pero podría estar hablando de la ciudad, del país, del mundo.

Cada pequeña acción que hacemos todas y cada una de nosotras deja un impacto en nuestro alrededor. ¿nos estamos olvidando de los cuidados, del mimo, de poner lo mejor de nosotras mismas en cada acción? ¿Dónde ponemos nuestra responsabilidad personal? Si cada una nos hiciéramos cargo de lo que nos toca, el desorden mundial no sería tal.

En estos tiempos en que la información nos satura, creemos que no podemos hacer nada para acabar con los males del mundo. Todo es gigante, inaccesible, problemas fuera de nuestro alcance.“Es lo que hay”: la frase más inmovilizadora de la historia de las frases.

Estoy de acuerdo en que no sirve de nada ser Miss Universo y desear “la paz en el mundo”, tan global, tan complejo, que invita a no hacer nada pero si cada una de nosotras se compromete en cuidar sus pequeñas acciones, los cambios podrían ser efectivos, rápidos, baratos y realizables.

Si vas por la calle, no tires colillas ni papeles al suelo. Si trabajas en limpiezas del ayuntamiento, elabora un plan que tenga en cuenta los pequeños rincones.Si tienes perro, recoge sus mierdas. Si sales de noche, utiliza el baño del bar. Si eres una autoridad en tu ciudad, tu comarca, tu provincia, piensa en el beneficio de todas las que lo habitamos, no en tu gloria efímera.

Y tú, rata de dos patas, te estoy hablando a ti, haz la maleta. Abandona las calles. Tu lugar es la naturaleza.