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Tres pares de manzanas Tres pares de manzanas
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José Iribas S. Boado

Las manzanas dan mucho juego. Casi más que jugo. Que se lo pregunten a Isaac Newton.

Hoy quiero utilizar media docena de estas frutas para pensar en voz alta sobre cómo somos -o podríamos ser- las personas. Entre ellas, también quienes trabajamos en el ámbito de la educación, la empresa o el acompañamiento humano, como hacemos en CampusHome.

Si a Newton una manzana le ayudó a descubrir la ley de la gravedad, hoy quiero que tres pares de ellas nos sirvan para descubrir tres leyes más sencillas, pero igual de necesarias: pensar bien, actuar bien y compartir bien.

Primera pareja: las manzanas del pensamiento:

Cuenta una historia que una niña sostenía dos manzanas en sus manos cuando su madre le pidió una. La pequeña, sin dudar, mordió una y luego la otra. La madre, decepcionada, pensó que su hija era egoísta. Pero antes de que pudiera decir nada, la niña le ofreció una y dijo:

- Toma, mamá, esta es la más dulce.

A veces, en la vida y en el trabajo, juzgamos sin conocer toda la historia. Nos precipitamos, suponemos, interpretamos… y fallamos. Lo hacemos con amigos, compañeros, jefes o familiares. Pero la vida -como las manzanas- necesita ser saboreada entera antes de emitir un juicio. Evítalos: serás más feliz.

Segunda pareja: las manzanas de la acción:

El ingenio es una herramienta maravillosa cuando se usa bien… y un arma peligrosa cuando se usa mal. Lo contaba otra fábula: dos amigos comían juntos y les sirvieron dos manzanas, una grande y perfecta y otra dañada. El primero, sin dudar, eligió la mejor. El segundo, indignado, le recriminó su falta de delicadeza. El primero replicó:

- ¿Y qué hubieras hecho tú si te hubieras adelantado?

- Yo habría escogido la peor, por educación.

- Pues ahí la tienes -contestó el otro, empujándole la pequeña.

Tiene gracia, pero no la tiene. Lo que tiene es lección. Hay quien usa su inteligencia para aprovecharse del otro y quien la usa para hacerlo crecer. Los primeros ganan un instante; los segundos, una vida. Ser listo no es ser ventajista. Es ser generoso.

Tercera pareja: las manzanas del encuentro:

Decía George Bernard Shaw: “Si tú tienes una manzana y yo tengo una manzana, e intercambiamos las manzanas, seguiremos teniendo una cada uno. Pero si tú tienes una idea y yo tengo una idea, e intercambiamos las ideas, ambos tendremos dos”.

Vivimos en tiempos en los que se confunde éxito con rivalidad. Se piensa que para ganar uno, otro debe perder. Pero no siempre es así. En la vida -y en la empresa- también se puede ganar juntos. Quien comparte, multiplica.

Eso lo comprobamos a diario en CampusHome, donde convivir entre estudiantes de distintas carreras, países o culturas se convierte en una lección viva de cooperación: las ideas compartidas enriquecen más que las guardadas en el bolsillo.

Quizás Newton descubrió la gravedad con una manzana. Nosotros podemos descubrir la grandeza con tres pares de ellas.

Y, si me permites la broma: puedes hacer con este artículo lo mismo que con las manzanas… compartirlo. Porque, al fin y al cabo, compartir es amar.