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Wajda, Pablito Calvo y la obra de Sánchez Silva. ‘Marcelino pan y vino’, ¡el gran éxito! español dentro y fuera del país. Wajda, Pablito Calvo y la obra de Sánchez Silva. ‘Marcelino pan y vino’, ¡el gran éxito! español dentro y fuera del país.
Cartel oficial de la película

Wajda, Pablito Calvo y la obra de Sánchez Silva. ‘Marcelino pan y vino’, ¡el gran éxito! español dentro y fuera del país.

Estrenada en 1955 con un record taquillero hasta entonces nunca visto
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Javier Hernández-Gracia

Es la película española de la que más se ha escrito y probablemente la más taquillera en varias décadas si sumamos la aceptación del público internacional, un hito de recaudación en España, Italia y Japón, se hizo una versión doblada al inglés en Estados Unidos, premio del público en Berlín, en la cartelera romana permaneció durante seis meses, enormemente aplaudida en el Festival de Cannes.

Una historia milagrosa

Dirigida por el húngaro Ladislao Wajda, una de esas rarezas del cine español, que tiene en su haber grandes historias de nuestro cine, y además uno de sus grandes méritos fue el descubrimiento para la gran pantalla de la actriz Sara Montiel. Un niño (Pablito Calvo), es abandonado en el portal de un convento y acogido por una comunidad de franciscanos siendo desde ese momento tutores de este pequeño, dulzura, sentimiento y esa muerte al final de la película en brazos de una talla de Cristo. El recorrido de la película puede tildarse de espectacular, sobre todo teniendo en cuenta el factor de la dictadura en España, su presencia en festivales como Cannes, Venecia y Berlín, recibiendo varios premios oficiales, constatado su éxito fuera de las fronteras, dentro del país incluso se rodó un número especial del NO-DO debido al protagonismo de la cinta, centrado en el eje de la interpretación de Pablito Calvo.

Pero la senda de esta producción arranca en la obra de José María Sánchez Silva, un autor principalmente de literatura infantil y de sólidos principios falangistas, construye esta historia que se publica en 1952, y será a raíz de la película cuando el éxito se multiplique notablemente, a partir de entonces Sánchez Silva encaminará casi toda su creación hacia esa literatura infantil, aunque tendrá otra intervención en un guión cinematográfico, ya que junto a Sáenz de Heredia, realizará el guión de Franco ese hombre, una película como todo el mundo intuye a mayor gloria del dictador. En cualquier caso e independientemente de aspectos ideológicos, José María Sánchez Silva, fue una autor importante dentro del género infantil, lo que le valió en 1968 el premio Andersen, hasta el momento es el único autor español que ha sido galardonado con ese premio.
 

Cartelera original en color


A partir de la obra de Sánchez Silva, se construye la parte cinematográfica por parte de Ladislao Wajda, el propio autor de la obra colabora con el director en la construcción del guión. En la dirección de la cinta cuenta Wajda con el aragonés Fernando Palacios como ayudante, la ambientación de Antonio Simont nos muestra un convento franciscano donde los monjes llevan una vida austera, y donde Marcelino el huérfano recogido a la puerta de la iglesia, supone una alegría para la comunidad, la interpretación de Pablito Calvo es francamente sensacional, sin ningún género de dudas conecta con el gran público y es una parte importante de arrollador triunfo del filme, incluso puede calificarse de meritoria para la época la sucesión de efectos especiales en las distintas escenas donde la talla de Cristo baja las manos para recoger el pan que el niño le brinda.

Fervor católico pero director judío

Es evidente que Marcelino pan y vino, es una película estrella dentro del llamado cine católico español, o para ser escrupulosamente técnicos, cine de carácter religioso, entonces formulemos la pregunta ¿Qué hace un judío húngaro en España dirigiendo una película cristiana? Vajda no pudo seguir trabajando en su Hungría natal, puesto que los Nazis no hicieron excepciones con los húngaros y pretendieron aniquilar a la población magiar judía. A partir de 1939, Vajda empieza a trabajar en Italia, pero recordemos que allí están bajo el régimen de Mussolini, los problemas se multiplican y comienza a sufrir las prohibiciones a sus películas. Es muy posible que en el cambio de década y una vez acabada la guerra civil, entablara relación con gente del cine española que merced a las buenas relaciones entre los dos regímenes autoritarios se encontraban en Roma para hacer películas coproducidas. Teniendo cerradas todas las puertas de Europa donde ya había estallado la guerra, Vajda se instaló en España, y es evidente que su elección le llevo a varios éxitos. Queda pues claro que el director magiar es ante todo un hombre de cine, de ahí que cuando vislumbra la posibilidad de llevar a la pantalla el relato de José María Sánchez Silva, poco importan sus creencias, es ante todo un proyecto que es capaz de desarrollar y encaminarlo al éxito.
 

Ladislao Wajda con Pablito Calvo en el Festival de Cannes


Y aunque esta producción lleva la marca del cine español, otros cines han intentado hacer sus versiones, es el caso de Italia en coproducción con Francia y España, quien en 1992, realizó una película basada también en el libro de Sánchez Silva y dirigida por Luigi Comencini, la cinta está bien construida pero nunca segundas partes…… El propio José María Sánchez Silva realizó una versión animada con la producción de Jaime de Armiñan en 2000.

Sin duda la nota más curiosa la protagoniza el cantante Renato Carosone, quien en 1957, graba un tema con el mismo título que la película y que fue un éxito arrollador no solo en Italia también en España hoy los que pasan de los setenta recuerdan aquel: Ricordate Marcellino Solo pane, solo vino en cuya grabación hay todo un antecedente a los Pitufos que llegarán en los ochenta. Cuando se proyecto en Japón un diario nipón llego a publicar "Con películas como ésta, se arreglaría nuestra sociedad en poco tiempo".

Un film que llegaba al corazón del espectador, favorita y emotiva para el gran público español, pero sin duda Pablito Calvo, su protagonista, implementa la calidad de la cinta, sin duda Wajda, supo sacar partido del jovencísimo actor. Tras Marcelino pan y vino, vendrían Mi tío Jacinto y Un Ángel pasó por Brooklyn, también rodajes en Italia, la llegada de la adolescencia lo apartó del cine, Pablo Calvo Hidalgo nació en Madrid en 1949, cuando dejó el cine siguió con los estudios, en la Universidad obtuvo el título de Ingenio Industrial que sería su profesión, aunque tuvo una importante actividad emprendedora en el campo del turismo en la localidad de Torrevieja. Pablo Calvo falleció en el año 2000 por una aneurisma cerebral, con tan solo 50 años nos dejaba uno de los primeros niños exitosos del cine español, protagonista de una película que tuvo el favor de un público que lloró y se emociono con aquel niño que le daba trozos de pan a la talla de Jesucristo.